Lo que sea de cada quien: el PRI obtuvo en Nuevo León una clara victoria sobre el PAN. Los panistas eligieron a su candidato a gobernador en un proceso cerrado y excluyente, con número limitado de electores. Ese método propició la fácil victoria de Mauricio Fernández, hombre de inmensa fortuna merced a la cual pudo aplicarse con muchos meses de anticipación a la tarea de ganar prácticamente uno por uno el voto de quienes tendrían derecho a sufragar. De esa facilidad no dispusieron los otros contendientes, necesitados de ganar el sustento con el trabajo diario. Muchos panistas habrían querido que Fernando Elizondo Barragán, hombre serio y capaz, enemigo de frivolidades y protagonismos, hubiese sido el candidato. Esos panistas, decepcionados, afirman que Fernández se "agandalló" la elección en forma parecida a la que usaron los Amigos de Fox para dar madruguete a los panistas tradicionales y arrebatarle la candidatura en beneficio del guanajuatense. Ciertamente tal juicio no se ajusta del todo a lo sucedido en Nuevo León, pero no cabe duda de que el modo en que se llevó a cabo la elección interna del PAN, con su resultado y sus secuelas, debilitó al partido blanquiazul en vez de darle mayor fuerza. Cosa muy diferente sucedió con el proceso priísta, elogiado aún por quienes son sistemáticos críticos del PRI. Este partido hizo una apuesta muy riesgosa, y la ganó. Convocó a una elección abierta, y obtuvo una respuesta que seguramente no imaginaron los priístas ni aún en sus más halagüeños cálculos. Será poco objetivo quien quiera atribuir al acarreo la nutrida participación de los votantes. Hubo "movilización de simpatizadores", sí, pero lo cierto es que las campañas de los aspirantes llamaron la atención de la ciudadanía, y muchas casillas estuvieron tan concurridas como en una jornada constitucional. El triunfador fue Natividad González Parás, quien se llevó de calle la elección. No extraña el resultado: las encuestas lo ponían muy por encima de los otros aspirantes, como lo ponen ya también muy por encima de Mauricio Fernández, el candidato del PAN. Los nuevoleoneses, que han criticado mucho la arrogancia de los panistas, han decidido dar a González Parás una segunda oportunidad y le ofrecen su apoyo desde ahora, como se vio en la elección interna. Así, los panistas en el poder tendrán que sacar todos sus "guardaditos" para llevar a cabo obras cuyo claro tinte electorero no pasará inadvertido a los ciudadanos. Con eso tratarán de acarrear votos a Fernández, aunque es bien conocida la pugna personal del actual gobernador, Fernando Elizondo, con el flamante candidato. En fin, parece que hay todas las condiciones para que Nuevo León dé a la República otra lección de civismo, ahora en uno de los mejores modos en que la democracia se manifiesta: la alternancia en el ejercicio del poder... Don Cornulio supo que su mujer estaba en el consultorio médico y entró en él sin anunciarse. Lo que vio lo dejó álalo, es decir sin habla (afásico, en términos de Medicina). La señora yacía desnuda sobre la mesa de auscultaciones. Se hallaba, como dije, en peletier, sin otra cobertura que la de un curita en el dedo índice de la mano izquierda. A su lado estaba el doctor, en camiseta y calzoncillos. "-¿¡Qué significa esto?!" -inquiere don Cornulio, hombre dado a las investigaciones ontológicas. "-Ya lo ve usted -responde sin conturbarse el médico-. Estoy auscultando a su señora esposa."-¿Auscultándola? -repite don Cornulio, airado-. Y ¿por qué está usted en calzones?". "-Señor mío -contesta el facultativo irguiéndose con mucha dignidad-. Eso es secreto profesional"... FIN.