DEBE ABDICAR
Por
Arturo Brizio Carter
El escaso surgimiento de nuevas figuras dentro del futbol mexicano obedece a causas diversas entre las que destacan el elevado número de extranjeros militando en los equipos, el nulo trabajo en fuerzas básicas en la mayoría de los clubes y la enorme cantidad de veteranos arriba de los 35 años que siguen jugando y como dijo Don Teofilito, seguirán.
Cinco foráneos por plantel parecen demasiados pues generalmente son titulares inamovibles y hablando en plata, suelen ser elementos de medio pelo y poca valía. Con esto, se reduce casi a la mitad las plazas para el jugador mexicano.
El tema del trabajo en la cantera es interesante también; cada vez que una Selección Nacional con límite de edad fracasa, como se ha vuelto costumbre, se habla de megaproyectos para trabajar con jóvenes que sólo duran la víspera. Mientras no se diseñe un esquema nacional por parte de los propios equipos para que desde niños nuestros futbolistas aprendan no a jugar sino a competir, los nuevos valores surgirán a cuentagotas y se perderán generaciones completas por falta de oportunidad.
La tercera causa que enumero me parece la más grave; el hecho que un futbolista siga jugando en Primera División después de los 35 años es y debe ser la excepción pero aquí se ha convertido en regla. Arriba de una treintena de jugadores con muchos años en las alforjas continúan alineando con sus equipos escudados en el nombre y siendo un tapón para que el novato pueda mostrarse.
Sí, ya sé que el talento no tiene edad y que no hay en el futbol jóvenes o viejos sino buenos y malos pero, tratándose de una actividad físico-atlética la edad se vuelve un factor en contra pues se pierden reflejos, velocidad y fondo.
El caso más representativo de esta problemática es Claudio Suárez; a un jugador de gran calidad, entrega absoluta, liderazgo positivo y envidiable palmarés se le han venido encima los calendarios. Obvio es que después de la fractura que lo marginó de la Copa del Mundo de Corea-Japón el morelense no ha vuelto a ser el mismo y ahora vaga como un fantasma en la zaga de los Tigres siendo superado con facilidad en jugadas que antes ganaba tranquilamente.
El Emperador ha sido derrotado por el único enemigo a quien no se puede vencer, el tiempo.
Ojalá Claudio, que debo confesar es para mí uno de los mejores jugadores que vi en una cancha, reflexione, medite y decida que el retiro está mucho más cerca de lo que él mismo cree. Abdicar es lo más conveniente para un tipo que lo ganó todo y que además logró el título de Hombre, el más difícil de conseguir.
Sólo así será recordado como Emperador pues de continuar las goleadas en contra acabará yéndose como lacayo.
Otro caso del Realismo Fantástico que vive nuestro balompié fue la reaparición el pasado sábado de un hombre que fue figura indiscutible pero con demasiados años como Sergio Verdirame. Retirado del futbol, Monterrey lo rescató para alinearlo y en una escena casi de telenovela el viejito entra de cambio y mete un gol. Como guión cinematográfico vale, pero en nuestro futbol da vergüenza que se tenga que recurrir al asilo para llenar la plantilla. Y conste no es contra Verdirame sino contra el absurdo esquema de nuestro deporte.