No es orgullo, pecado ni vanidad reconocer sus propias virtudes. Haga una lista de ellas y anótelas, de tal forma que pueda seguirlas cultivando. El silencio es una virtud que hemos de comprender y cultivar. Es decir, no hemos de hablar a menos que nos beneficiemos a nosotros mismos o a otros, pero al mismo tiempo evitamos las conversaciones superficiales. La virtud de no perder el tiempo no abunda. No perdamos el tiempo; siempre hay que estar ocupados en algo útil, evitando todo lo innecesario. La sinceridad es básica. Nunca hemos de usar el engaño que lastima. Hay que pensar con justicia, evitando los extremos, moderándonos en todos los sentidos y resolviéndonos a hacer lo que hemos de hacer.