Se ha probado en varios estudios que la deficiencia de zinc está muy diseminada, incluso en poblaciones bien alimentadas. La doctora Susana Cunningham, del Cornell Medical Center de Nueva York, dice que los suplementos en altas dosis de zinc parecen mejorar en mucho la respuesta inmunológica de los individuos. Ella se refiere a numerosos estudios que han sugerido una relación crítica entre la deficiencia de zinc, la función inmunológica pobre y la susceptibilidad a las infecciones. Los experimentos han arrojado los mismos resultados, tanto en animales como en humanos. Cunningham asegura que la deficiencia de zinc es el indicador más veraz y extremadamente claro de la progresión de ser portador a ser enfermo de SIDA. Por otro lado, el doctor David N. McMurray, de Texas A & M University, dice que ha encontrado que la deficiencia de zinc es un común denominador de animales y humanos que están más expuestos a contraer la temible tuberculosis, una enfermedad que ha vuelto con toda la virulencia posible y resistente a los antibióticos.
