La posibilidad de que en el Presupuesto de Egresos para el Estado de Coahuila en el próximo año, se considere la cantidad de cinco millones de pesos para el pago de salarios a los Consejeros del Instituto Estatal Electoral, obliga a reflexionar. Lo anterior implica que cada uno de los cinco Consejeros recibirán una cantidad aproximada de ochenta mil pesos mensuales, más prestaciones correspondientes a vacaciones y aguinaldo.
Es correcto que los funcionarios públicos o privados estén bien pagados, para asegurar un buen nivel de preparación y capacidad del sujeto y el desempeño honesto de la función. Por otra parte, no se debe juzgar a la ligera sobre lo grande o pequeño que pueda resultar éste o cualquier otro salario, porque su determinación es relativa al tiempo a laborar, la dificultad de las tareas, la preparación y productividad del ejecutante, así como la abundancia o escasez de talentos en el medio.
Sin embargo en el caso de los Consejeros del Instituto Estatal Electoral, se trata de funcionarios que tendrán trabajo efectivo sólo siete meses cada vez que haya elecciones, ya que el reciente proceso electoral duró de marzo a octubre de este año. Bajo tales circunstancias, resulta inaceptable que los referidos funcionarios en su conjunto, le cuesten al bolsillo de los coahuilenses quince millones de pesos cada período de tres años, por sólo siete meses de trabajo.
Es cierto que el ejercicio democrático tiene un costo administrativo que cada pueblo debe asumir para una mejor calidad de su vida pública, pero ello no implica que se derroche el dinero de los contribuyentes sin tasa ni medida. Ante una realidad económica dura que exige austeridad en el gasto público, el Gobierno de Coahuila debe asumir la receta que hemos practicado los ciudadanos desde siempre: Apretarse el cinturón y hacer más con menos recursos.