TORREÓN, COAH.- Por una presunta negligencia médica, Arturo Ibarra Román interpuso una denuncia en la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) en contra del doctor Edmundo Gurza Jaidar, traumatólogo ortopedista y también director del Hospital General del ISSSTE, a quien señala como responsable directo de que no pueda caminar desde hace casi un año.
De 66 años de edad, con domicilio en avenida Bravo No. 2924 oriente de la colonia San Marcos, Arturo acudió con el médico especialista los primeros días de octubre del año pasado, debido a un malestar que padecía en ambas rodillas y luego de ver las radiografías de dichas articulaciones, le dijo que requería de una artroscopía para mejorar su condición.
Además, continuó el denunciante, me inyectaría un gel luego de la operación y a los seis días podría caminar sin dolor. Para ello, la intervención costaría 10 mil pesos sólo de honorarios, más los gastos de hospital, mismo que yo elegiría, siendo finalmente el Torreón, donde dejé un depósito de 9 mil pesos.
Ibarra Román recuerda que fue el 14 de noviembre de 2001 cuando fue operado, de lo cual fue testigo a través del monitor que se instaló para la realización de la artroscopía.
En la intervención de la rodilla izquierda no hubo problema alguno, pero en la derecha, de repente la pantalla del monitor se llenó de sangre, lo que me sorprendió, y el doctor Gurza Jaidar habló con varios médicos que estaban presentes en voz baja que no alcance a escuchar, señaló el afectado.
La operación siguió y de nueva cuenta se presentó otro sangrado que invadió la pantalla del monitor y lo mismo, hablaron en voz baja, culminando a eso de las 15:30 horas, luego de dos horas y media en quirófano.
Poco antes de las 21:00 horas de ese mismo día, fui dado de alta y me retiré a mi casa con dolor en la rodilla derecha y fue hasta el 21 de noviembre cuando me comuniqué con el doctor Gurza Jaidar para decirle del dolor, de la inflamación, y que no podía caminar, por lo que acudió hasta mi domicilio.
Tras hacerme una revisión, continuó Arturo, el doctor me dijo que tenía líquido y con una jeringa me extrajo aproximadamente una sustancia sanguinolenta y dijo que con esto caminaría en un máximo de seis días.
Pero esto no fue posible porque se volvió a inflamar la articulación y otra vez acudió, hasta en tres ocasiones a extraerme el mismo líquido, hasta que en una quinta vez, me dijo que lo mejor era operarme para sacarme una membrana que era la que ocasionaba la supuración de dicha sustancia y que sus honorarios se los podía pagar en abonos, ya que sólo serían de 10 mil pesos en el mismo hospital. Fue el 7 de diciembre la segunda operación, que transcurrió aparentemente sin novedad.
Ibarra Román sin embargo, seguía padeciendo fuertes dolores en su rodilla derecha, por lo que una vez más Gurza Jaidar acudió a su domicilio donde luego de revisarlo le dijo que necesitaba una prótesis de rodilla y que reuniera 20 mil pesos para encargarla a Monterrey, N.L.
A instancias del médico en cuestión, que le dijo que no se preocupara por sus honorarios, se internó en la Clínica del Magisterio, donde hizo un depósito de $5 mil pesos y la cirugía se realizó el 12 de enero del presente año, permaneciendo ahí hasta el 15 del mismo mes y año, para lo cual pagó 8 mil pesos más de gastos de hospital y mil 200 por una unidad de sangre transfundida.
Con el paso de los días, Arturo notó que no podía mover la rodilla derecha, por lo que se comunicó con quien ya lo había operado en tres ocasiones, quien le dijo que iría a su casa, pero no fue así, sino hasta los primeros días de febrero para quitarme los puntos.
Como el malestar no cedía y a tanto insistir, el doctor Edmundo, dice el quejoso, envió a otro médico quien detectó que traía una fuerte infección en la articulación, por lo que recetó un fuerte antibiótico pero ni aún así cedió el problema.
Señala que posteriormente fue con otro médico que le informó que la prótesis estaba mal puesta y por eso era la infección. Para no quedarse con la duda acudió con otro especialista que le confirmó lo ya sabido, por lo que tenía que pegar los huesos con unos tornillos pero por ello no podría flexionarla.
Un especialista del Seguro Social, le volvió a decir lo mismo pero que necesitaba hacer un injerto de hueso en la rodilla, pues la prótesis estaba mal puesta, floja y más chica de la requerida, por lo que ayer por la tarde se internó en una clínica del mencionado instituto donde sería operado hoy, con el objeto de volver a caminar, pues desde noviembre de 2001 no lo hace.
La denuncia fue interpuesta por el afectado el 26 de julio del presente año, siendo recibida por Esperanza Chacón González y actualmente se integra la averiguación previa correspondiente en el Ministerio Público de Varios, a cargo de Gerardo Betancourt Vázquez, con el número 276/2002.