Los vecinos de la colonia Vicente Guerrero que cuestionan la construcción de un paso elevado en el acceso por calzada Cuauhtémoc sobre las vías del ferrocarril, deben ser escuchados. Lo anterior porque los reclamos han sido tomados a la ligera y hasta han sido objeto de ironía por parte de las autoridades, en virtud de que los citados vecinos manifiestan que la obra amenaza “quitarles el aire...”, cuya expresión debe ser materia de adecuada interpretación.
Lo que en su sencillez quieren decir los quejosos, es que la obra se hace en violación a sus derechos de propietarios que al efecto consagran los artículos 1,448 y demás relativos del Código Civil de Coahuila. La Ley dispone medidas de protección a fin de impedir que la propiedad privada sea afectada por construcciones insalubres, peligrosas o simplemente molestas, que perjudiquen la seguridad, la salud y hasta el sosiego del propietario y su familia.
El Código define como molestia cualquier incomodidad, por lo que los vecinos cuya queja nos ocupa, tienen acción legal para impedir la construcción mediante un interdicto. Es cierto que la obra que se comenta es necesaria y como tal debe realizarse, sin embargo, la Dirección de Obras Públicas debió prever y debe considerar los daños que se reclaman y proponer soluciones e indemnizaciones que incluyan la reubicación de los afectados en los casos que así lo ameriten.
El que esta obra sea en beneficio de la comunidad, no justifica condenar a una o varias familias a vivir a los pies o en las entrañas de un monstruo de concreto bajo los efectos directos de la contaminación vehicular, ni que se dificulte el goce del aire, el campo visual y el adecuado acceso, como ocurre en el embudo generado en bulevar Revolución y Cuauhtémoc. En todo caso, además del paso elevado en sí, esta obra debe contemplar su adecuada inserción en el entorno urbano inmediato.