Krems (Austria).- Un nuevo hígado artificial desarrollado en la Universidad Danubiana de Krems, en Austria, puede salvar en el futuro la vida de personas envenenadas o que sufren una insuficiencia crónica, como cirrosis hepática.
El fallo de la función hepática para limpiar la sangre produce graves síntomas, como un aumento del contenido de amoníaco, y provoca daños irreparables en el cerebro.
Los dispositivos usuales de diálisis que se emplean contra la insuficiencia renal no surten efecto en estos casos, porque tan sólo extraen las toxinas solubles, mientras que las no solubles permanecen en el cuerpo, lo que significa la muerte segura para el paciente si no se encuentra a un donante de hígado.
El nuevo hígado artificial tiene el aspecto de una simple caja con unos tubos y funciona fuera del cuerpo, contiene unas substancias que filtran la sangre y absorben las toxinas, según explicó su inventor, el físico y médico Dieter Falkenhagen al rotativo vienés "Die Presse".
Para desarrollar este proceso de depuración hubo que superar grandes dificultades porque, según Falkenhagen, es necesario eliminar esas substancias venenosas pero mantener los elementos que el cuerpo necesita.
En el Centro de Tecnología Biomédica de Krems se consiguió convertir en absorbente un granulado de polímeros, que consiste en unos gránulos que por la calidad especial de su superficie aglutinan las substancias venenosas, sin que sea necesario añadir albúminas para su transporte, lo que hace el procedimiento más seguro y barato, afirmó el inventor.
Los primeros ensayos realizados en la Clínica Universitaria de Viena han dado resultados muy positivos, con lo que el dispositivo podrá salir pronto al mercado, anunció Falkenhagen.
El hígado artificial podrá prestar buenos servicios en casos como los ocurridos con gran frecuencia este año en Europa central, donde se produjeron envenenamientos frecuentes por el consumo de setas altamente tóxicas al confundirlas con las especies comestibles. EFE