Los líderes del mundo aparecen de vez en vez; algunos dicen que nacen, otros que se hacen. La tendencia general es aceptar que el ser humano con pasta para serlo, nace pero debe desarrollarse (hacerse) en un medio familiar y social que le favorezca, y además reciba una educación que haga florecer sus potencialidades humanas.
Los educadores hablan de que sólo tres de cada cien personas de la población del mundo tienen capacidades para definir lo que quieren hacer con su vida y pueden tomar las medidas necesarias para lograr sus objetivos de largo plazo; es decir, que saben qué quieren y planean cómo lograrlo; ocho de esos cien no planean su vida, sin embargo son lo suficientemente inteligentes para improvisar y aprovechar las oportunidades que se les presentan; los ochenta y siete restantes sólo serán seguidores.
Ser líder requiere de particularidades personales, tanto psicológicas como de conocimiento (cognoscitivas) y hasta físicas, que muchos autores han resumido con relativa claridad, mencionando entre algunas características: ser altamente creativo, tener dominio del lenguaje oral en el idioma materno y hablar al menos dos lenguas extranjeras; dominar los sistemas computacionales, particularmente los programas referentes al desempeño en su área profesional; tener una alta capacidad de comunicación; manejar el conocimiento de su área de trabajo a nivel de dominio; transmitir seguridad y confianza a sus seguidores; etc.
En los últimos tiempos se habla de los “integrantes de la cultura Davos”, que representan a cerca de mil personas que cada año se reúnen en Suiza, en el Foro Económico Mundial. Ellos son intelectuales, investigadores científicos, funcionarios de la administración pública, hombres de negocios, banqueros, intelectuales, periodistas y profesionales reconocidos y respetados en el mundo. Son altamente influyentes en las organizaciones humanas y su opinión regula, en buena parte, las decisiones en política mundial.
Los describen de la siguiente manera: “Casi todos tienen título universitario, básicamente en ciencias biomédicas, ciencias sociales, del campo de la administración y el derecho internacional; son hábiles en el manejo de números y el lenguaje oral; hablan fluidamente el inglés; están contratados o tienen nexos fuertes con organismos oficiales de sus países y/o en corporativos transnacionales; son viajeros frecuentes y constantemente visitan diferentes lugares del extranjero; son agresivos y altamente individualistas, aunque saben relacionarse eficazmente y hacer un excelente trabajo de equipo; están muy bien enterados de economía, política y problemas sociales del mundo; son altamente capaces de adaptarse a cualquier medio, usos y costumbres; y poseen una cultura general superior a la media mundial.
Hoy en día se reconoce la alta competencia que existe y que llega a ser hasta feroz para poder sobresalir entre las mayorías, y se dice en distintos foros, muy repetidamente, que “sólo los mejor preparados y los más aptos podrán ser los líderes con éxito en el mundo del siglo XXI”.
El líder, además de poseer cualidades genéticas especiales debe estar preparado para serlo; los prolongados tiempos de solaz en los días de la alegre infancia que estábamos acostumbrados a vivir los latinoamericanos, deberán ser recortados y aplicarlos en prepararlos con en el aprendizaje de nuevos lenguajes, tiempos dedicados a lectura recreativa y cultural, participación en actividades físico deportivas que promuevan el cuerpo sano, y en general a aprender más cosas de la vida, conforme a su edad.
Preparar líderes es un trabajo de adultos responsables y con visión, de padres y madres de familia que realmente desean lo mejor para sus hijos, que los quieren con amor maduro y les ayudan a encontrar las mejores y mayores alternativas para la vida. ¿está Usted dispuesto a hacer su parte?
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