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San José, Costa Rica.- De los casi 42 millones de personas infectadas con el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) en el mundo, 1.9 millones viven en América Latina y el Caribe, donde 210 mil personas adquirieron el virus este año.
En el marco del Día Mundial del Combate al SIDA, que se celebra hoy, el presidente del Programa Conjunto de Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA) Costa Rica, Enrique Brú, dijo que este año el mal cobró la vida de más de tres millones de personas.
Indicó que en lo que va del 2002 unos cinco millones de niños y adultos han contraído el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), ya que diariamente se infectan cerca de 15 mil personas, de las cuales seis mil son jóvenes.
Datos de ONUSIDA difundidos en un comunicado señalaron que de los cerca de 42 millones de enfermos con el mal casi 30 millones pertenecen al continente africano, poco más de 1.9 millones en América Latina y el Caribe y 980 mil personas en América del Norte.
Agregó que los contagiados con SIDA en Europa Occidental son cerca de 570 mil; un millón 200 mil en Europa Oriental y Asia Central; una cifra igual en Asia Oriental y Pacífico; seis millones en Asia del Sur y suroriental y 15 mil en Australia y Nueva Zelanda.
El documento detalló que Latinoamérica es la segunda región más afectada del mundo después de África subsahariana y en varias naciones dicho mal es una de las principales causas de mortalidad.
Entre los principales factores que facilitan la propagación de la enfermedad, ONUSIDA señaló prácticas sexuales peligrosas, como bajas tasas de uso de preservativos y un gran número de parejas sexuales, así como una baja recepción de riesgo.
Añadió que el contagio por el uso compartido de agujas es una preocupación creciente en varias naciones y citó como ejemplo que el consumo de drogas intravenosas es responsable del 40 por ciento de las nuevas infecciones en Argentina y el 28 por ciento en Uruguay.
“Uno de los factores que favorecen la propagación del VIH por la región es una combinación de desarrollo socioeconómico desigual y alta movilidad de la población”, señaló al detallar que en América Central la epidemia del SIDA se concentra en sectores marginados.
De acuerdo con el documento, el 30 por ciento de los VIH positivos en América Latina son mujeres, además afecta también a un importante porcentaje de niños.
Agregó que unas 210 mil personas de la región contrajeron el virus en lo que va del año, mientras en 12 países del área, incluidos los caribeños República Dominicana y Haití, el 1.0 por ciento o más de los enfermos son mujeres embarazadas.
Sin embargo, destacó que la prevalencia del VIH en mujeres embarazadas comienza a disminuir en naciones como República Dominicana, donde la prevalencia del virus en adultos era del 2.5 por ciento el año pasado.
El documento indicó que dicha situación obedece al “mayor uso de preservativos entre las profesionales del sexo y una reducción del número de parejas sexuales entre los varones”.
Detalló que mientras Haití es el país más afectado del área, donde el 6.0 por ciento de los adultos padecen o son portadores del SIDA, Honduras, que tiene el 20 por ciento de la población del istmo, abarca el 60 por ciento de los casos.
Ante dicha situación el Ministerio hondureño de Salud presentó el jueves anterior un Plan Estratégico Nacional contra el Sida 2003-2007 que busca reducir en un 50 por ciento la tasa de transmisión del VIH.
El programa tiene el objetivo además de disminuir la incidencia de SIDA en los jóvenes de 15 a 24 años de edad, ya que es el segmento poblacional que concentra la mayoría de los 60 mil contagios en ese país.
En el caso de Costa Rica, ONUSIDA apuntó que en 1997 había mil 557 casos, mientras en la primera mitad del 2002 se detectaron dos mil 349 casos, lo cual fue calificado como “alarmante” por el organismo que recomendó una estrategia eficaz contra el mal.
Sin embargo, destacó el esfuerzo local en combatir la epidemia y la labor de las autoridades y la social civil a través de organizaciones no gubernamentales y la fundación Conasida con acciones estratégicas dirigidas a grupos vulnerables.
Brú apuntó que la campaña mundial contra el Sida 2002-2003 lleva como lema “Vive y deja vivir: ayúdanos a luchar contra el miedo, la vergüenza, la ignorancia y la injusticia en todo el mundo” y busca combatir la discriminación y la marginación contra los enfermos.