No todas las decisiones son correctas. Nadie es perfecto. Pero si nos acostumbramos a tomar decisiones, la experiencia desarrollará nuestro juicio a tal punto que cada vez las decisiones serán mejores. ¿Podemos aceptar la responsabilidad de nuestros fracasos y errores? La mayoría de nosotros nos pasamos la vida culpando a otros, como niños. Las personas responsables saben que ni sus padres, profesionales o su destino, son responsables de la forma en como se desarrolla la vida. El único responsable es usted. Aunque una mente amplia y una conciencia elevada no tienen precio, eso llega a ser verdad solamente cuando la persona que las posee tiene el coraje de llegar a una decisión final. La toma de decisiones bloquea nuestra mente hacia algunas acciones, luego de haber revisado todos los ángulos a la pregunta que sometamos a su consideración. La falta de una decisión señalará rápidamente a un hombre como incapaz de asumir su propia responsabilidad. La mayor parte de la gente no es dueña de su propia vida porque no quiere pagar el precio de la responsabilidad, que significa un trabajo fuerte, arduo activo y continuo. El valor de tomar decisiones y tener la honestidad de no engañarnos a nosotros mismos. Hay que recordar: No se puede evadir las responsabilidades de mañana evitándolas hoy.
