MOSCÚ, RUSIA.- El exhorto que hizo el presidente George W. Bush a incrementar la presión sobre Iraq fue apoyado hasta cierto punto por Australia y las naciones de Asia ayer, pero no bastó para resolver las dudas en Europa, donde la mayor parte de las naciones están preocupadas por la posibilidad de una guerra.
El ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Joschka Fischer, dijo que la confrontación armada con Iraq sería “una gran tragedia” y que el Consejo de Seguridad es el que debe decidir cómo tratar con esa nación. Sin embargo, agregó que Bagdad debe “cumplir con sus obligaciones por completo”.
Gran Bretaña fue la excepción. El primer ministro Tony Blair dijo que compartía con Bush “el mismo análisis” de la amenaza presentada por Iraq y que ambas naciones querían que las Naciones Unidas dejaran en claro su determinación a desarmar a Iraq.
En Rusia, el ministro de Relaciones Exteriores Yuri Fedotov, aunque no respondió de manera directa los comentarios de Bush, dijo a la agencia noticiosa Interfax que la propuesta estadounidense de que haya nuevas resoluciones del Consejo de Seguridad para desarmar a Iraq contenía condiciones que Washington “sabe muy bien” que no podrán ser cumplidas.
Fedotov indicó que Rusia apoya a Francia, que tampoco apoya los puntos de vista de Washington sobe Iraq, y ha propuesto una solución que le permitiría a Bagdad tratar de cumplir con las actuales resoluciones de la ONU. Rusia no apoyaría ninguna resolución que conllevara el uso automático de la fuerza, dijo Fedotov.
El ex primer ministro francés Alain Juppe dijo que el exhorto de Bush para que se forme una coalición internacional para obligar a Saddam a aceptar el regreso de los inspectores de armas de la ONU señala que Washington ha puesto bajo consideración la posición francesa. “El presidente Bush dijo que ‘una operación militar no es inminente ni inevitable”‘, dijo Juppe a la emisora RTL.
En Italia, el izquierdista diario La República dijo que la “larga lista de acciones malas cometidas por Saddam ha persuadido a los conversos, pero no ha conmovido a los escépticos”.
En el Medio Oriente, los árabes dijeron que el discurso demostraba que Estados Unidos atacaría a Iraq.
Bush tuvo más suerte en Asia, donde la reacción inicial de Australia y Japón fue de apoyo. Pero un político de Malasia, principalmente musulmana, se preocupó de que Bush no tomaba en cuenta la opinión mundial.