No obstante la caída en la generación del empleo en el último año, Durango se consolidó como el segundo estado del país en materia de productividad laboral formal, según se desprende del análisis “Empleo y productividad regional”, realizado por el Grupo Financiero Banamex Accival, en el que se establece que para mantener el ritmo de producción, en el ámbito local se ha recurrido al ajuste vía nómina.
En el estudio de referencia, que toma como base la variación en el Producto Interno Bruto Estatal, 2001, se indica que en el caso de Durango registró una variación positiva del 3.1 por ciento, siendo superado solamente por el 4.9 por ciento de Chihuahua, y el 4.5 por ciento de Tamaulipas, en el caso de las entidades que recurrieron al ajuste vía nómina como un mecanismo de ajuste ante la recesión.
El perfil que tiene Durango según el trabajo de Banamex, revela que si bien es cierto resintió el segundo porcentaje más alto del país en lo relativo a la pérdida de empleo en 2001, su productividad laboral formal experimentó también un segundo crecimiento más alto con el 9.5 por ciento.
En el caso de las entidades que recurrieron al ajuste de nómina como una forma de mantener e incrementar la productividad laboral, se encuentra; Chihuahua, Durango, Tamaulipas, Sonora, Chiapas, Nayarit, Coahuila, Morelos, el Distrito Federal, Tlaxcala y Guerrero; en tanto que otros estados implementaron como mecanismos el ajuste vía nómina y ganancias, algunos más lo hicieron solamente en las ganancias, y un cuarto grupo que realizó avance en pago a factores.
El análisis de Banamex-Accival establece como punto de partida de su estudio que la forma en la que una economía asimila los impactos de una recesión, dista de ser regionalmente homogénea. En el caso de México, el PIB del año 2001 registra una variación anual del -0.3% mientras que el empleo formal (esto es, el registrado en el IMSS) desciende 0.5%. En otras palabras, el ajuste en empleo es más que proporcional al correspondiente a la producción, de tal suerte que la razón producto por empleado formal -o productividad laboral formal- se incrementa 0.2% en el año.
Por supuesto, la cifra anterior debe ser interpretada con cautela. Por construcción, un indicador como la PLF sobreestima el monto de producto por empleado, pues supone que sólo los afiliados al IMSS contribuyen a la generación de valor. Este sesgo es particularmente importante en un país como México, caracterizado por una gran incidencia de subempleo (trabajadores en la economía informal). A pesar de ello, la interpretación de tendencias a nivel estatal basadas en este tipo de cálculo es lo suficientemente valiosa como para compensar por sus limitaciones. El ajuste descrito en el ámbito nacional durante el 2001 es sólo una de cuatro posibilidades, cada una con implicaciones distintas y que conviene detallar.
Primero, una caída de empleo más que proporcional a la caída en producción lleva a un incremento en la PLT. Bajo estas condiciones, el principal ajuste ocurre sobre la participación de la nómina en el ingreso total; segundo, si la caída de empleo es menor a la correspondiente a la producción, la PLT disminuye. Tanto nómina como ganancias se contraen; tercero, la PLT también desciende si el empleo aumenta a pesar de que el producto no lo hace (o avanza en una proporción menor). Ello implica una menor participación de las ganancias en el valor generado, y, cuarto, es factible que un incremento en empleo traiga aparejado un aumento más que proporcional en el producto. En este caso, tanto nómina como ganancias aumentan.
Estos efectos sobre el ajuste en el pago a factores son solamente indicativos de dirección. En el análisis final, es necesario tomar en cuenta la evolución de las remuneraciones reales para establecer con precisión los cambios en nómina y ganancias.
Tomando en cuenta que la recesión se origina en el lado de la demanda (fundamentalmente externa), sería de esperar que la mayoría de los estados del país entren en las categorías 1 y 2. Es decir, que prevalecen descensos en la producción. Ahora bien, el grado al que puede ajustar la planta laboral en respuesta a esta contracción de mercados dependerá de qué tan flexible sea el mercado de trabajo formal en cada entidad. Con base a las propias estimaciones de Banamex del PIB estatal para el 2001 y datos del IMSS, se elaboró un ejercicio de esta naturaleza. Lo más sorprendente es que el número de estados que entran en las dos categorías citadas es minoría (14); hay 18 entidades en donde se registran variaciones positivas en empleo.