El único calificativo que podemos emplear con respecto al concierto que La Camerata de Coahuila ofreció el pasado viernes 23 es de excepcional. Excepcional, no sólo por lo inusual del programa, que estuvo conformado por cuatro conciertos para clarinete, sino también por la extraordinaria calidad de ejecución con que los dos solistas y la orquesta tocaron las partituras bajo la espléndida dirección del maestro Ramón Shade.
El programa inició con la interpretación del concierto para dos Chalumeaux de Georg Philipp Telemann (1681-1767). Dado que los chalumeaux son instrumentos que cayeron en desuso a finales del siglo XVIII, y puesto que su sonoridad era similar a la de los clarinetes modernos, frecuentemente se les sustituye (tal y como pasó el viernes pasado), por clarinetes.
Los solistas fueron Luis Humberto Ramos, quien es uno de los más importantes músicos y maestros de clarinete de este país, y César Encina quien es el excelente clarinetista de La Camerata y alumno del maestro Ramos.
Telemann fue uno de los más prolíficos compositores de su tiempo y a pesar de ser contemporáneo de Johann Sebastián Bach y de George Frideric Handel fue considerado en su tiempo como el más importante compositor de Alemania. Telemann escribió aproximadamente 125 conciertos para diferentes instrumentos.
En su autobiografía de 1718 Telemann afirma que “... porque era diversión placentera comencé a escribir conciertos. Pero, aunque escribí un buen número de ellos, debo admitir que nunca venían de mi corazón,..”. A la luz de este concierto no estamos seguros de que esta aseveración haya sido exacta pues su música posee la frescura y viveza de la escuela italiana.
La segunda obra en tocarse fue el Concierto para Clarinete en Si Bemol Mayor del compositor polaco Karol Kurpinsky (1785-1857). Kurpinsky escribió más de 25 óperas y fue director del Teatro Nacional en Varsovia, época en que dirigió el estreno de los dos conciertos para piano de Chopin. Su concierto para clarinete es delicioso y aunque no se trata de una obra que musicalmente esté en la misma categoría de los conciertos de Mendelsshon y Stamitz que se interpretaron después del intermedio, merece ser escuchado, especialmente si se encuentra un solista de la musicalidad de Luis Humberto Ramos.
Carl Stamitz (1745-1801), no sólo fue un gran compositor, sino un gran violinista y violista. Su padre fue el gran Johann Stamitz, quien fue uno de los músicos que iniciaron la “Escuela de Mannheim”. Carl escribió más de 50 sinfonías, casi cuarenta sinfonías concertantes y más de 60 conciertos para diversos instrumentos. Por estos motivos es considerado como el más prolífico compositor de dicha escuela.
Stamitz compuso diez conciertos para clarinete que habitualmente contenían tres movimientos y que concluían con un rondó. César Encina asumió de manera brillante el papel solista del No. 1 en Fa Mayor superando con aparente facilidad las dificultades que plantea la partitura.
Para finalizar se interpretó la Pieza de Concierto para dos Clarinetes No. 1 en fa menor Op. 113 de Felix Mendelssohn (1809-1847). Su partitura fue originalmente compuesta para clarinete y corno di bassetto y llevó el nombre de “La Batalla de Praga”, pues el gran compositor alemán empleó como tema principal una melodía de ese nombre de František Kocžwara (hacia 1750-1791), que era sumamente popular a principios del siglo XIX.
Luis Humberto Ramos y César Encina ejecutaron sus partes magistralmente, obteniendo hermosas sonoridades de sus clarinetes que sumados a la bella manera en que la orquesta tocó bajo la inspirada dirección del maestro Ramón Shade arrancaron los aplausos y bravos del público, mismos que motivaron a que se ofreciera como encore el último movimiento del concierto de Mendelssohn.
GLOSARIO MUSICAL
Corno di bassetto: Es un instrumento de aliento que al igual que el Chalumeaux pertenece a la familia de los clarinetes.
Rondó: Composición musical en la que el tema se repite muchas veces.