En la ceremonia de entrega de cartas de pasantes a 43 egresados, la directora de la Escuela de Psicología y Terapia de la Comunicación Humana, Josefina Franco Ortega, señaló que el siglo XXI representa un reto que requiere respuestas inmediatas a los constantes cambios que experimenta la sociedad actual.
En este contexto, la Universidad Juárez del Estado de Durango, a través de sus tareas sustantivas así como diversas acciones de gestión, coadyuva y se compromete en la formación integral de profesionales en diversas áreas del conocimiento.
“En este sentido, la Licenciatura de Psicología y Terapia de la Comunicación Humana como oferta educativa no sólo da respuesta al interés por el estudio, sino también da respuesta a la sociedad y a su bienestar”, dijo ante los egresados que conformaron la cuarta generación, reunidos el Auditorio Universitario, ayer.
En su mensaje, el secretario general de la UJED, Carlos Silerio Medina, señaló que “cuando mejor cumplimos la misión de la Universidad es cuando le entregamos profesionistas formados en la ciencia, el humanismo y los valores”.
Destacó que se estaba entregando una generación de psicólogos y conocemos de la Terapia de la Comunicación Humana con sólidos conocimientos disciplinarios y metodológicos para su hacer y quehacer profesional. Valoró también el esfuerzo y dedicación durante nueve semestres de los estudiantes, sobre todo por la preparación en la investigación y en el área de la salud mental.
El representante del rector José Ramón Hernández Meraz dijo que los docentes de la institución habían realizado un enorme esfuerzo al formar esta nueva generación. “Somos una escuela muy joven y desde su inicio nos hemos mantenido como la líder en la especialidad que ofertamos, gracias a los académicos que han logrado mantener el nivel académico, propiciando que sea una de las escuelas de mayor demanda en la entidad”.
Uganda y Babel Rodríguez y Rodríguez y Joaquín Morrison De Busk González, a nombre de los egresados, dieron los agradecimientos a nombre de la generación, a los padres, maestros y la Universidad por su formación. “Al llegar aquí hemos reconocido esquemas rígidos y confusos de lo que significa nuestra labor; hemos visto cómo nuestras fantasías de existencia han sido logradas por la experiencia de cinco años de estudio e investigación; hemos dejado de pretender que entendamos a los demás para convencernos en realidad de que lo que hace es conocernos a nosotros mismos en compañía de ellos”.
Indicó que esta generación de egresados aprendió que un psicólogo no carga en brazos al paciente, sino que lo acompaña en su camino, y que no ayuda porque eso sería pretender tener algo que los demás carecen; en lugar de asumir ser salvadores de la humanidad, “hemos aprendido que somos espejos en que los demás ven reflejados el poder de ser personas”.