La tradición llega a su destino, un destino manifiesto que religiosamente se cumple, el rito que va más allá de toda comprensión entre los ciudadanos comunes y corrientes que no se dedican al pasatiempo, nacional, estatal y municipal: la política. Esa política con múltiples heterónimos, menoscabada e inmersa en desaseos, traiciones, golpes bajos, negociaciones lascivas, subastas y compra de conciencias, en este caótico Estado donde no hay cambio, sólo pasa de una administración a otra y la única novedad, son los nombres que estarán en las diferentes y nuevas comisiones como funcionarios públicos.
El “Año de Hidalgo” es el último en que los funcionarios salientes del municipio elevan el grito de “Chin... la madere el que deje algo” y de vuelta como un carrusel la familia priista festeja: El rey ha muerto, Viva el rey. Práctica ritual de los nuevos dueños de los poderes de algún municipio de los 38 que conforman el estado de Coahuila, herencias de generaciones políticas que tienen la tendencia de destruir a los antiguos poseedores del poder y ser sustituidos por nuevos amos, tan rapaces y ambiciosos como los anteriores. Con la tradición por decreto institucional de que las cuentas sean claras o turbias que presenten las administraciones salientes, serán aceptadas y dadas como brillantes, con obras infladas donde ni el valor, mucho menos el costo es lo que importa, en el caso de Torreón quedarán inconclusos muchos proyectos, sin embargo las cifras son alegres y cuadran, el Congreso local también para no variar, felicitará a cada una de las administraciones que estén en la gracia del gobernador Enrique Martínez; la familia feliz convertida en la casta divina, la verdadera Disneylandia a que hace referencia el presidente emergente Javier Garza de la Garza, el pueblo sigue siendo Patolandia
En Torreón, la parte del león ya anda en la mira de más de veinte, donde por la gracia de Guillermo Anaya que estará mandando en el municipio podrán ocupar esos anhelados puestos y en él estará la responsabilidad de llevar a cuestas el progreso de este caótico y pobre municipio, sumido en el desorden, el ambulantaje, la inseguridad, el clandestinaje de bebidas alcohólicas y el desempleo, los pésimos servicios, así como el rezago ejidal que en los últimos trienios fue notorio y como los pronósticos, más lo que se acumule. Por otro lado el equipo de Memo Anaya puede hacer lo que por años llevaron a cabo nuestros bien pagados desfuncionarios, engrosar la nómina de aviadores, disfrazar y distorsionar la realidad en una escandalosa irrealidad y seguir en ese estatismo, con un ostracismo que espanta y sólo conviene a los gobernantes a cualquier nivel, con promesas oníricas, en otras palabras; más de lo mismo.
Por lo pronto el PAN y el pueblo apostó por Anaya y más allá de quién lleve las riendas “lo que importa es Torreón” y para gobernar este politizado municipio deben ser los mejores hombres y mujeres y no pensar como si la presidencia fuera un negocio de familia o en el peor de los casos, considerarla una pobre e infeliz agencia de colocaciones. No me cabe la menor duda de que los diferentes partidos de oposición entre ellos el PRI, con una constancia permanente intenten ponerle piedras en el zapato a la siguiente administración, al rumiar y aún no digerir la derrota y porque por más de 70 años sólo tuvieron y vivieron en ese dogma de la política PROFUSA, DIFUSA Y CONFUSA para sus gobernados y ahora que el pastel se les va con todo y cerezas, sólo una voz se escucha, cual alarido Tarzánico en los pasillos del edificio de la Matamoros y Galeana “Que viva el Año de Hidalgo, ca... el que deje algo” y su ex jefe Salomón como buen trapecista saltó a otro puesto, los más se quedaron en la cuerda –liana- floja.
Sin duda será tarea de titanes el componer el municipio más grande de Coahuila (en habitantes), más aún con la plaga endémica existente de tanta rata metida a político, simples burócratas que por tráfico de influencias llegó a un puesto y con desvaídos argumentos contaminaron el municipio, que de paso vale la pena mencionar que nunca existió una coherente administración, sólo generó una nueva camada de gente que se cree de la casta divina.
Y alerta mis cuatro lectores si por ahí lo detiene un tránsito ¡cuidado! A toda costa están sacando infracciones, como que existen órdenes de arriba. El fin parece ser, que el destino manifiesto religiosamente se cumple y esperemos los ciudadanos, que este destino no sea un maldito presagio devastador. Y como dice “El Malhecho” en mi rancho, después de una pieza en un baile: Los que en la otra bailaron , en ésta se sientan.
El colmo de lo paradójico es lo que pasara en el estado de Coahuila, al formarse el H. Congreso local, en su mayoría excédeles municipales, ahora flamantes diputados los que ocuparan los curules y serán ellos mismos los que sin duda aprobarán sus propias cuentas. ¡Vaya payasos trágicos que tenemos con disfraz de políticos!
Bueno recordemos que México no es un país perverso, sólo es un pueblo diferente, y donde la política es la mala madrastra y prisionera de las sombras.
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