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El déficit

Sergio Sarmiento

“Resuélvete a no ser pobre: no importa lo que tengas, gasta menos”.

James Boswell

Si a usted le dicen que el déficit de presupuesto del año que viene será de 0.5 por ciento del producto interno bruto (PIB) seguramente pensará: “Bueno, no es mucho.” Si además le dicen que este déficit está bajando del 0.65 por ciento del PIB que tuvo el año pasado probablemente añadirá: “Bueno, por lo menos el asunto está mejorando”. Pero las cosas en este país no son nunca lo que parecen.

Me imagino que el gobierno utiliza porcentajes del PIB —que es la suma de toda la actividad económica de nuestro país— para medir el déficit precisamente porque así obtiene cifras que parecen más razonables. La verdad, sin embargo, es que la magnitud del problema es inquietante.

El déficit oficial que se presenta como de 0.5 por ciento del PIB representa, en dinero, un faltante de 32,867 millones de pesos en el presupuesto del 2003. Se trata de una cantidad importante. La cifra es 43 por ciento mayor al presupuesto de todo el Poder Judicial, que es de 22,907 millones de pesos para el año que viene.

Esos 32,867 millones de pesos, sin embargo, son en realidad sólo una parte del faltante. Si al monto presupuestado de gasto para el año que viene (1.4889 billones de pesos) se le restan los ingresos programados (1.5002 billones), el resultado es un déficit de 51,300 millones de pesos. Éste es el endeudamiento neto que el gobierno está calculando para el año que viene (aunque, quizá por las dudas, le está pidiendo al Congreso que le autorice un endeudamiento neto de hasta 99,000 millones de pesos). La diferencia entre los 32,867 y los 51,300 son los “diferimientos de pagos”, o sea, deuda de corto plazo financiada por proveedores. Pero tampoco esa cifra nos da el déficit real. El propio gobierno lo reconoce y por eso ha inventado el término “requerimientos financieros del sector público” que incluyen, además del déficit oficial, el costo de la deuda del rescate bancario así como el de las inversiones que se están realizando en nuevas instalaciones de energía a través del esquema de Pidiregas. Sumado todo esto, el déficit real asciende a más de 197,000 millones de pesos, o sea, 3 por ciento del PIB. Ya no estamos hablando, como vemos, de una cifra moderada. El déficit real mexicano es realmente importantes y debe tomarse en cuenta en todas las discusiones políticas sobre el presupuesto que vamos a ver en las próximas semanas. Déficit significa deuda pública y es evidente que el gobierno de México está incrementando cada vez más este endeudamiento. Para el año que viene, si los legisladores no aumentan más el gasto, tendremos la necesidad de aumentar la deuda pública en unos 197,000 millones de pesos. Y más deuda significa más servicio de deuda.

El próximo año el sector público mexicano enfrentará un costo por servicio de deuda de 185,712 millones de pesos. Se trata de una cifra estratosférica. Podemos compararla con toda la inversión física presupuestaria del sector público, que será en el 2003 de 128,944 millones de pesos. Si no tuviéramos una deuda tan pesada, el sector público mexicano podría más que duplicar su presupuesto de inversión, lo que sería un verdadero detonador para el crecimiento.

El servicio de la deuda pública en el año 2002 fue inferior, es cierto, a lo que se había presupuestado originalmente. La razón es que las tasas de interés estuvieron por debajo de lo que se había calculado. Pero no tenemos ninguna seguridad de que los intereses se mantendrán en sus actuales niveles. De hecho, el mismo déficit elevado que tenemos puede provocar una crisis financiera que haga que se disparen nuevamente las tasas de interés. Tarde o temprano el gobierno de la República va a tener que tomar medidas para disminuir el déficit de presupuesto. De lo contrario, la factura anual que pagamos por servicio de deuda seguirá siendo un lastre importante para el desarrollo. Es falso afirmar que para combatir la pobreza hay que aumentar el déficit. La experiencia nos dice, por el contrario, que el déficit se traduce en pobreza.

Lo curioso del caso es que los mismos políticos que se quejan del costo excesivo de la deuda pública son los que insisten en que el gobierno aumente su déficit y se endeude todavía más. No queda claro si su actitud es de simple irresponsabilidad o de ignorancia económica.

El mandato

George W. Bush consiguió un gran triunfo en las elecciones legislativas de Estados Unidos este 5 de noviembre. El Partido Republicano recuperó el Senado y mantuvo la Cámara de Representantes. Los electores le han dado así a Bush un mandato claro para manejar a discreción la economía y la lucha contra el terrorismo. Este resultado virtualmente garantiza que Bush lanzará tarde o temprano su anhelado ataque a Iraq.

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