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México, D.F.- El Gobierno ha dejado de ser una fábrica de nuevos ricos y ya no está organizado para el saqueo del erario público como en otras administraciones, aseguró Andrés Manuel López Obrador.
Asimismo, insistió que la inseguridad pública continúa siendo el problema más complejo de la Ciudad de México, pero el robo de autos disminuyó a 95 por día y los homicidios a dos.
En su Segundo Informe de actividades aclaró que la delincuencia no se ha desbordado en la capital. Sin embargo, aclaró su nueva relación con el ex alcalde de Nueva York.
Detalló que la presencia de Rudolph Giuliani sólo hará un diagnóstico con recomendaciones que se aplicarán con estricto apego al derecho.
Ante integrantes de su gabinete y sus tres hijos, López Obrador subrayó que en materia de seguridad pública desde que inició su gobierno se han denunciado 347 mil 614 presuntos delitos en agencias investigadoras del Ministerio Público, una disminución de 57 mil 460 delitos en el mismo periodo.
"Sabemos que no todos los ilícitos que se cometen se denuncian, por eso nos basamos en el comportamiento del homicidio y el robo de vehículo, donde la cifra negra es mínima o no existe", dijo.
Para demostrar que tiene la razón mencionó que durante el año 2000 se robaban 120 autos diarios y en 1997 llegó a 160.
Luego de comprometerse a pedir su licencia ante la Asamblea Legislativa, en caso de que la ciudadanía decida que no continúe en el cargo durante la consulta próxima del siete y ocho de este mes, López Obrador enfatizó que tiene tres estrategias fundamentales: mejorar la imagen urbana, reafirmar a la Ciudad como el gran centro del espectáculo y la cultura, y garantizar una mejor seguridad pública.
Destacó que ha impulsado una nueva forma de gobernar, donde el político puede resistir las tentaciones del poder y guiarse por valores más elevados que sus propias aspiraciones personales.
"No todo ha resultado como quisiéramos porque hemos enfrentado rezagos, inercias e intereses creados. Pero tenemos la voluntad inquebrantable de seguir gobernando sin caer en el "gatopardismo" o la simulación", dijo.
En su discurso, el tabasqueño señaló que ya "se terminó el influyentismo y que su gobierno no ha permitido componendas con particulares, contratistas, líderes charros, coyotes, y demás rufianes, acostumbrados a vivir a costillas del erario y a medrar en detrimento del patrimonio público".
Incluso diferenció a su gobierno de otros que hacen poco y gastan mucho. Al respecto, aclaró que la austeridad no significa privilegios, derroche y corrupción, de lo contrario el presupuesto nunca rendiría y no habría recursos para el desarrollo social. "El Gobierno ha dejado de ser una fábrica de nuevos ricos".
El jefe de Gobierno prometió además que para el 2004 la Ciudad se habrá fortalecido y creado mejores condiciones para que más gente estudie, viva, trabaje y se divierta.