Saltillo, Coah.-El graffiti debe ser reconocido por la sociedad como un elemento rescatable para trabajar con los jóvenes de las colonias marginadas, y no reprimirlo, ya que esto generaría más violencia. Afirma Rodrigo Montelongo.
El coordinador de la ONG “Grafitos”, advierte la necesidad de romper con la falsa creencia que los jóvenes provenientes de colonia marginadas son delincuentes, y por el contrario dignificar los espacios donde ellos viven.
La organización ha trabajado por más de 5 años en Saltillo, en ella los chicos estudian la secundaria y preparatoria abierta, aprenden a tocar un instrumento y realizan diferentes giras artísticas por el país, además de participar en encuentros internacionales de Organizaciones No Gubernamentales.
“Debemos romper mitos sociales. El gran mito es que los chicos de las colonias populares son únicamente delincuentes, drogadictos, malvivientes, destructores de los procesos sociales”.
Los empresarios de Torreón ha manifestado su interés en que el graffiti sea considerado un delito penal, actualmente es una falta administrativa. La iniciativa ya está en el Congreso del Estado, los diputados han manifestado su simpatía a esta nueva ley, incluso el presidente del Congreso, Heriberto Ramos Salas, también lo ha hecho. La propuesta quedó en eso, debido al inicio de las campañas electorales, el tema habrá de ser retomado en el próximo periodo de sesiones, probablemente en el mes de octubre.
Para Rodrigo Montelongo esta iniciativa es volver a los tiempos de la inquisición, cuando los nuevos tiempos exigen vivir aceptando al otro tal y como es.
“Si nos vamos a volver inquisidores de la otra parte de la sociedad estaremos siempre creando tensión, cuidado sí esta se desborda”.
“Algunas personas piensan que con represión se resuelven los problemas de los jóvenes urbano populares, es paranoico escuchar el discurso oficial que dice más policía, más represión, más leyes. Creen que la represión es la única manera de resolver los problemas de los jóvenes”.
Considera este camino equivocado, los métodos represivos tendrán como consecuencia una mayor violencia, donde los chicos de colonias marginadas habrán de lanzarse a retos más grandes, debido a la presión.
“La sociedad y los legisladores deben pensar en abrir espacios de participación, donde construyamos y delimitemos los espacios de las artes urbanas”.
“Mientras no veamos al joven urbano-popular como pro activo para la sociedad, pues nos va a seguir rayando el Centro Histórico, pero si lo apoyamos en su proceso de dignificación, en su propio espacio veremos estética. Ahora vemos paredes rayadas y sucias porque son en las condiciones en que ellos se encuentran”.
La solución es ayudarle a los jóvenes a resolver problemas de salud, de educación, empleo, de formación para la vida.
“Pareciera que los jóvenes urbano-populares no son ciudadanos, lo son y valen exactamente lo mismo que uno de clase media o alta. Más que en leyes debemos pensar en programas que ayuden a los jóvenes a encontrar el camino de dignificación de su vida”.