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Zaragoza, Méx.- El presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), José Woldenberg, sostuvo que lo ideal para la salud de la vida democrática de México es que todas las quejas que se presenten ante ese organismo puedan ser desahogadas cabalmente, sin que haya obstáculos de ninguna índole para hacerlo.
Al participar en el segundo día de trabajos del Foro “Reforma del Estado”, que organiza la Universidad Tecnológica de México, dijo que “conviene a los partidos y a la vida democrática del país que todos y cada uno de los asuntos que se le plantean a la autoridad electoral puedan ser resueltos en sus méritos”.
Durante su presentación, explicó que México ha construido un régimen democrático pero aún le falta resolver los problemas de la pobreza y la gobernabilidad en condiciones pluralistas.
Los del IFE son los servidores públicos más vigilados, en razón de que la democratización del país fue un proceso difícil que pasó de una opción partidaria casi única a un verdadero sistema de partidos, comentó.
Las transformaciones erosionaron los resortes que ubicaban a una sola figura, la del Presidente de la República, como vértice de las decisiones políticas.
“Se empezó a caminar en el sentido de la independencia y el equilibrio de poderes y el federalismo se reactivó cuando la antigua unanimidad dio paso a un conglomerado de gobernantes con orígenes partidarios distintos”, mencionó.
El país goza actualmente de un presidencialismo acotado, un régimen pluralista y competitivo, poderes independientes entre sí, autonomía creciente de los grupos sociales y de sus organizaciones, elecciones altamente competitivas, leyes electorales no restrictivas y, sobre todo, la decisión de quien gobierna está en manos de los ciudadanos.
Indicó que el IFE “no es una institución omnipotente ni de atribuciones ilimitadas”, ya que todas sus decisiones están sujetas al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), “que resulta un ancla invaluable de la certeza que rige toda la materia electoral en México”.
Agregó asimismo que el padrón electoral y la lista nominal de electores garantizan la legitimidad y transparencia de los procesos electorales, ambos están sujetos a múltiples mecanismos de revisión técnica por parte de especialistas y partidos políticos.