San Francisco de Asís el hombre y la Creación
San Francisco de Asís nació hace ocho siglos y constituye quizá la figura más sobresaliente del cristianismo por su elevada calidad humana, por su bondad y humildad. No tuvo escrúpulos en llamar hermano al lobo, al cordero, a los pájaros y a todas las demás criaturas del Señor. Este sentimiento de amor hacia todos los seres influyó poderosamente a elevarlo por encima de todos los santos de la religión Católica. San Francisco de Asís nació en 1181 y es patrono de la ecología a partir del documento firmado por Juan Pablo II el 29 de noviembre de 1979, y publicado en la revista oficial de la Santa Sede.
El patrono de los ecologistas es San Francisco de Asís, pues tuvo una percepción especial de todas las criaturas salidas de las manos divinas, e iluminado por luz celestial, tejió “Cántico de las Criaturas”, en el que da a Dios las gracias de vidas, la gloria y el honor y la bendición, por el hermano sol, la hermana luna y las hermanas estrellas.
En octubre fue el aniversario de la muerte de aquel hombre que nos enseñó que todos los seres que viven son hermanos, pues todos son hijos del mismo CREADOR. San Francisco de Asís vivió de acuerdo con esta hermosa enseñanza, haciendo el bien a hombres y animales por igual y dejando detrás de sí una luminosa estela de paz, de fraternidad, de comprensión y de bondad, cuando murió hace 820 años, hombres y animales se unieron ante su humilde lecho en una común manifestación de dolor por el querido hermano que los había abandonado.
Aquella escena, que hoy se conmemora como un símbolo de la hermandad y amistad de todos los seres vivientes, no era, en el fondo, más que una reafirmación de la que vieron los pastores cuando llegaron al establo de Belén y pudieron contemplar al Niño Jesús en el pesebre, junto al asno y al buey, que le habían cedido su morada, cumpliendo mansa y pacientemente con la misión que les había encomendado su Creador. Ellos, hoy como hace 2002 años, continúan cumpliendo fielmente su misión. En cambio el hombre ha olvidado lamentablemente la suya: ha olvidado que no es dueño del mundo sino solamente su cuidador y su guardián en nombre de Aquél que con la misma solicitud y con el mismo cariño ha creado a cada uno de los seres que gozan del divino soplo de la vida.
Podrá el hombre seguir con su torpe e infantil afán de destruir a los demás seres de esta Tierra, de exterminar animales y plantas y de sembrar por doquier el terror y la muerte podrá llevar su soberbia y aniquilación incluso a la Luna y a las estrellas, pero no podrá escapar de la rendición de cuentas que fatalmente habrá de llegar ese día en el cual se preguntará: “¿Qué has hecho tú de aquella maravillosa e infinita Creación que Dios te entregó? ¿Dónde están todos los seres que Dios dejó a tu cuidado? ¿Por qué has transformado tú el mundo en un desierto y en un infierno en que nadie puede vivir en paz, ni siquiera tú mismo?”.
Y el hombre, como fondo cuidador infiel y fraudulento, temblará y sólo acertará a pedir clemencia y misericordia. Pero aquel día se le contestará al hombre: “¿Acaso tú has tenido alguna vez clemencia y misericordia? ¿Quieres que se pregunte a los animales, si tú los has tratado con respeto, con bondad y con compasión?”. Y el hombre tendrá que callar avergonzado. Y la enorme espada de la Justicia Eterna descenderá sobre su cabeza y el reinado del hombre habrá terminado para siempre. Seguirán su curso los astros y los mundos pero ya no existirá huella ni recuerdo de aquél que creyó ser la imagen de Dios y que, sin embargo, olvidó que hay que hacer el bien a cualquier criatura viva.
Respetaré y cuidaré a toda criatura capaz de sufrir (Godofredo Stutzin L.).
Carmen L. Alvarado Cuevas 8711025477 lucy6818@yahoo.com Arturo Castañeda Orduña 8717358493 wolfschauze@ieee.org