Continuamos a la expectativa de la Reforma Fiscal para el 2003, por las informaciones que se han estado dando a través de los diferentes medios, se espera una Reforma carente de imaginación y de sentido común con el único ánimo ?de justificar? el pésimo trabajo que realizan la mayoría de nuestros Legisladores, lo invito a que en alguna oportunidad sintonice el canal del Congreso de la Unión, para que observe que la mayoría de las intervenciones de los señores legisladores tienen un sentido destructivo y se empeñan en descalificar las propuestas de los demás, difícilmente podemos observar alguna intervención donde no se hagan señalamientos a los demás partidos, sin duda la mayoría de nuestros legisladores carecen de creatividad, responsabilidad, profesionalismo y vergüenza. No obstante, su gris desempeño seguramente se autorizarán jugosas compensaciones como ya lo hicieron a nivel regional los diputados y regidores.
Sería conveniente que se legislara sobre el monto de las compensaciones, bonos de marcha, o cualquier otro concepto que reciban este tipo de funcionarios públicos, ya que no se vale que sean juez y parte.
En que empresa privada se otorgan compensaciones o bonos cuando no se tiene un buen desempeño, de hecho cuando se tiene un deficiente desempeño, automáticamente se opta por despedir a ese empleado.
Definitivamente, partidos como el PRI y el PRD continúan apostando a la no aprobación de las reformas estructurales para tratar de hacer ver mal al gobierno federal y allegarse de votos para las selecciones del 2003, estrategia sin duda equivocada, ya que no toman en cuenta que esta sociedad, es una sociedad mejor informada y más participativa, es una sociedad más pensante, sin duda, esta estrategia le traerá a estos partidos resultados contrarios a lo esperado.
Pasando a otro tema, quisiera compartir con ustedes un artículo que me pareció muy interesante y que fue escrito por nuestro socio de la ciudad de Monterrey el C.P. José Luis Elizondo Cantú.
Estaba descansando un día domingo en mi cama y me sentía con una sensación de culpabilidad por no estar en el trabajo. Pensaba que descansar era un pecado, debería estar trabajando y no perder el tiempo. Más aún, aunque estaba descansando ¡no era así!, ya que mi cuerpo estaba en la cama y mi mente en mi trabajo.
Hasta que un buen día, escuché en la radio que el descanso es realmente una continuidad del trabajo y es imprescindible para poder trabajar con eficiencia y calidad.
Cuántos empresarios en México tendrán la misma sensación que yo, en la que pensaba, que trabajar doce horas diarias en mi despacho de lunes a domingo, era lo más adecuado para alcanzar el éxito deseado.
Lo anterior me provocó una situación de cansancio y un síndrome que yo denomino ?El síndrome del avestruz?, esto es, pareciera que el empresario oculta la cabeza bajo tierra sumergido en sus días cotidianos, como lo hace el avestruz, esto provoca que pierda la visualización del entorno y de su negocio, restándole habilidades administrativas y convirtiéndose en un administrador ineficiente, ineficaz y obsoleto en su propia empresa. Esto provoca que el empresario se convierta en el cuello de botella de su negocio y que pierda la visión general.
Lo invito a reflexionar sobre ¿qué pasaría si fuera separado de su negocio por motivos de salud, incapacidad, muerte o pérdida de la libertad?, ¿seguiría funcionando?, ¿no caería su negocio en la debacle?, ¿estarían sus empleados preparados para administrarlo?, ¿cerraría?, ¿se caería afectado su patrimonio?, ¿caería su familia en una situación económica difícil?.
¿Sabe usted la respuesta?, la respuesta es Institucionalizar su negocio, es decir, dejar de ser el empleado de su negocio para convertirse en el verdadero empresario. Y lograr una toma de decisiones acertada con una visión general.
En mi caso, lo primero que hice fue alejarme parcialmente de mi negocio, por horas iba a él y por horas me quedaba en casa, cada vez me desprendía más lo que me permitió analizar con mayor profundidad la situación financiera de mi negocio, así como el status de su operación. En la medida en que me retiraba más de mi despacho y lo analizaba de más lejos, sentía como si tuviera visores para verlo y audífonos para escucharlo y llegué a sentir que mi cerebro y el tacto de mis dedos estaban conectado con él, y de esta manera pude tomar decisiones que me han llevado a formar un Consejo de Administración, a tener un Director Adjunto, un Departamento de Calidad, uno de Logística y Enlace y manejar mi empresa sin estar físicamente en ella, lo que me ha permitido ser un empresario, y no un empleado de mi negocio. La diferencia estriba en que cuando yo estaba en mi oficina, ésta manejaba mi tiempo; y afuera, yo manejo mi tiempo y el de mi negocio. Esto me ha permitido incrementar las ventas, las utilidades, hacer negocios en lo personal y dar atención personalizada a clientes con prontitud, y lo más importante, reducir mi nivel de estrés.
Atrévase a convertirse en empresario de su negocio y no seguir siendo un empleado del mismo con ?El síndrome del avestruz?. Conviértase en águila y observe su negocio desde las alturas de nuestro universo.
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