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WASHINGTON, EU.- A una semana de las elecciones de medio término del 5 de noviembre, el electorado estadounidense está más preocupado por el deterioro de la economía que por una guerra contra Iraq, en lo que podría beneficiar a los demócratas.
Aunque un triunfo republicano en los comicios que ponen en juego el Senado y la Cámara Baja buscaría ir presentado como un espaldarazo a la política presidencial hacia Iraq, encuestas muestran que la preocupación número uno del país es la economía.
Un análisis de la firma de opinión pública Gallup encontró que la percepción pública de los estadounidenses sobre su situación económica empeoró en el último mes, al grado que seis de cada 10 personas cree que la economía está en pobre estado.
Hace un mes la proporción de electores con una mala percepción de la economía era de cuatro en 10, lo que en parte explica porqué desde la semana pasada el presidente George W. Bush empezó a enfatizar temas económicos en sus apariciones de campaña.
Los demócratas requieren desbancar sólo seis asientos republicanos para recuperar la Cámara de Representantes que perdieron en 1994, mientras que éstos últimos sólo requieren un escaño en el Senado para retomar el control de la Cámara Alta.
Los republicanos disponen de 223 escaños en la Cámara Baja, frente a 208 demócratas, un independiente y tres vacantes.
En el Senado pierden por 51 demócratas y 49 republicanos. Sin embargo, en la Cámara Alta el vicepresidente tiene voto en su calidad de presidente honorario del órgano, por lo que requieren los conservadores ganar un sólo escaño.
Además están en juego las gubernaturas de algunos de los estados más poblados del país, incluida California, Nueva York, Texas, Florida, Illinois, Pennsylvania y Michigan, así como en Arizona y Nuevo México.
Politólogos estadounidenses coinciden en que las elecciones de medio mandato tienen tres características típicas, pues están plagadas de un alto abstencionismo, están dominadas por temas locales y usualmente benefician al partido fuera de la Casa Blanca.
En estas elecciones algunos expertos anticipan que apenas cuatro de cada 10 estadounidenses en edad de votar acudirán a las urnas, aunque un mayor deterioro de la economía en los próximos días podría desembocar en un aumento del voto del descontento.
Los comicios suelen estar marcados por temas de carácter distrital, como iniciativas locales o el carisma de los candidatos específicos, más que asignaturas nacionales como la guerra contra el terrorismo o un eventual ataque a Iraq.
Pero analistas creen que la presencia del presidente Bush es relevante hablando de temas nacionales porque le permite ganar las primera planas de la prensa nacional y local, opacando el mensaje político de los demócratas.
Más aún, el presidente Bush empezó desde la semana pasada a realizar lo que analistas describieron como un "recalibramiento" de su discurso proselitista y hacer hincapié en temas económicos, en lo que le permitió arrebatar el discurso de la oposición.
El sábado dedicó su mensaje radial a exaltar las gestiones de su administración en defensa de las cuentas de retiro, los llamados planes 401 (K). Este fin de semana lo dedicó a la reciente ley promulgada de acceso a la atención médica.
El nuevo énfasis de Bush en la economía es un reconocimiento al hecho de que la mayoría de candidatos demócratas a los comicios buscan convertir las elecciones en un referéndum en la situación de la economía, que padece niveles históricos de desempleo.
Bush mantiene de hecho desde las últimas semanas una intensa campaña de apariciones en eventos públicos y foros privados de recaudación de fondos, planea continuar sus presentaciones proselitistas hasta unos días antes de las elecciones legislativas.
El fin de semana viajó a Arizona donde compiten por la gubernatura el ex representante federal, el republicano Matt Salmon, contra el fiscal demócrata Joe Napolitano, en una cerrada batalla política, según las últimas encuestas.
La víspera estuvo en Alamogordo, Nuevo México, en apoyo del hispano republicano John Sánchez, quien compite con el también hispano, el ex embajador ante la ONU, el demócrata Bill Richardson en la puja por la gubernatura, una puja donde éste aparece favorito.
Bush tiene planeado realizar una serie de apariciones adicionales en campañas republicanas en los próximos días, aunque aún no se anuncia si regresará a Florida, donde su hermano Jeb enfrenta una dura reelección frente al demócrata Bill McBride.