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Elecciones en el INAP

MIGUEL ÁNGEL GRANADOS CHAPA

Después de muchas reticencias e intentos por resolver el asunto sin la molesta apelación a las urnas, hoy se efectúan elecciones en el Instituto Nacional de Administración Pública. Su denominación es equívoca, pues no es propiamente un Instituto Nacional (en el sentido en que lo son los de salud por ejemplo: Cancerología, Cardiología, Nutrición, etc), sino una asociación civil. Pero la materia de que se ocupa desde su fundación hace casi medio siglo, y su cercanía con los órganos del Estado, especialmente con el Poder Ejecutivo, lo ha hecho aparecer como una institución pública. La elección de hoy, primera en su historia y realizada conforme a las reglas del derecho civil, confirmará que no lo es, como lo demanda la situación política originada por la salida del PRI de la Presidencia de la República. Como si eso no hubiera ocurrido, el actual dirigente del INAP, el senador J. Natividad González Parás acudió en noviembre pasado, como se hacía inveteradamente, a la residencia del Ejecutivo, a presentar una terna para escoger a quien lo reemplazara. Además de ser una impertinencia en los nuevos tiempos, fue un gesto extemporáneo, pues se le debió sustituir en octubre pasado, cuando concluyó su segundo periodo o en diciembre, según la única prórroga expresa que se le concedió y que se alargó hasta mañana viernes. La terna estaba compuesta por Carlos Almada (al que ya nadie mencionó para esa posibilidad tras la revelación del dinero petrolero en la campaña priísta que manejó), Fernando Solana (que cuando fue consultado muchos meses después declinó por el respeto que se tiene a sí mismo) y Alejandro Carrillo, vicepresidente en el actual consejo directivo y por ello el candidato del continuismo. Cuando el presidente Fox rehusó intervenir en el asunto (y probablemente instruyó a sus colaboradores Francisco Barrio y Ramón Muñoz que se alejaran del proceso), fue claro que debía convocarse a elecciones. No fue fácil que los restos del consejo directivo se avinieran a esa práctica insólita en el INAP, pero era imposible obrar de otra manera.

Por fin el 25 de julio se emitió la convocatoria respectiva, que fijó para el día de hoy la jornada electoral. Pieza clave del proceso electoral ha sido el padrón de miembros del INAP. En una asociación civil bien organizada no hubiera sido problema preparar el censo de los integrantes con derecho a participar en la elección. Pero como una muestra de las inercias a que se ha abandonado el INAP el tema se convirtió en un problema, porque no fue sencillo conocer la lista de sus asociados. El grupo en torno del presidente saliente, que impulsa la candidatura del actual vicepresidente, aprovechó la ocasión para asegurarse presencias que convertidas en voto garantizaran el triunfo de su planilla. Se intentó inflar el listado hasta incluir más de un millar de personas. Era una tentativa audaz, pues muchos nombres apenas constaban en directorios y acaso habían tenido alguna vaga y circunstancial relación con el INAP pero distaban de pertenecer a él. En la Comisión para la renovación, encabezada de modo imparcial y sensato por la doctora María del Carmen Pardo, se resolvió que dos criterios fueran eficaces para enlistar a los votantes: Ellos mismos deberían manifestar por escrito su voluntad de ser miembros del Instituto, y pagar sus cuotas de los dos años recientes o probar que las habían cubierto. De ese modo el padrón quedó reducido a un tercio de la pretensión original, de suerte que en la elección de hoy podrán participar sólo 332 miembros del Instituto. La jornada se inicia a las 8 de la mañana y cierra doce horas más tarde. Aunque esta misma noche se conocerá el resultado, será mañana cuando se haga la declaratoria formal y asumirá sus funciones el nuevo presidente del Instituto.

Encabeza la planilla que empujó hacia la realización de las elecciones el doctor José Chanes Nieto, que ha sido profesor universitario, funcionario del gobierno federal y de varios estatales y ha dirigido la revista del INAP, del que ha sido consejero y vicepresidente. Algunos de los miembros de su fórmula son militantes políticos en receso, como Luis F. Aguilar Villanueva, ex subsecretario de Desarrollo Político de Gobernación y ex presidente de la Fundación Colosio y Julieta Guevara, ex senadora y ex diputada. Pero también figuran académicos renombrados como el director de la Facultad de Derecho de la UNAM, Fernando Serrano, Hilda Aburto y Octavio Rodríguez Araujo.

La planilla presidida por Alejandro Carrillo (que desempeñó relevantes cargos en la administración federal e hizo breve carrera consular) incluye a un ex presidente de la República, Miguel de la Madrid, y varios ex secretarios de Estado: Sergio García Ramírez, Alfredo del Mazo y María Elena Vázquez Nava, la contralora del Presidente Salinas, y también dos políticos en activo: el gobernador Miguel Alemán Velasco y el diputado Felipe Solís Acero. Participaban en las planillas Gloria Brasdefer (al lado de Carrillo) y José Luis Romero Hicks (en la de Chanes). Ella es secretaria ejecutiva del Consejo Nacional de Seguridad Pública, y él director del Banco Nacional de Comercio Exterior. Ambos se retiraron a última hora, quizá como una nueva señal de que el gobierno federal no quiere tener el gobierno como un apéndice costoso.

Lo que distingue a Chanes de Carrillo es la comprensión temprana de esa circunstancia, que el priísmo mecánico y trasnochado de quienes se rehúsan a perder el INAP se empeña en no ver.

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