Los Ángeles, E.U.- El astro del pop Michael Jackson fue elegido ayer como “perdedor del año” por la revista People, culminando seis meses de episodios escandalosos que incluyeron un ataque al presidente de su discográfica y el peligroso manipuleo de su bebé en el balcón de un hotel en Berlín.
Entre otros competidores por este dudoso honor estuvieron el cantante George Michael -nuevamente en problemas con la justicia por presuntos “actos inmorales”-, el actor Robert Blake -acusado de asesinar a su esposa- y el integrante del grupo de jóvenes ‘N Sync Lance Bass, cuyo muy promovido viaje al espacio quedó en la nada por falta de pago a la compañía aeroespacial que lo iba a transportar.
Pero nadie logró igualar las excentricidades del hombre que se ganó el alias de “Wacko Jacko” (Jacko el ridículo), cuyo repertorio incluye llamar racista al presidente de la Sony, Tommy Mottola, llevar a sus dos hijos mayores al zoológico de Berlín con los rostros cubiertos con velos y calzando solamente unos calcetines a pesar del frío reinante, y aparecer en los tribunales de California con muletas por la picadura de una araña doméstica y luciendo una nariz casi desintegrada.
En el tercer lugar de la lista, detrás de Jackson y George Michael, se ubica el senador republicano estadounidense Trent Lott -involucrado en un escándalo por racismo- y quinto figura el matrimonio de artistas Liza Minnelli-David Gest, quienes se casaron hace unos meses y, tras anunciar que protagonizarían un “reality show” que fue cancelado antes de comenzar, ya están envueltos en rumores de desavenencias y posible separación.
El precio de la fama
Si es que hay que pagar un precio por ser famoso, Michael lo ha pagado con creces. El cuenta: “lo peor de todo es no tener intimidad. Recuerdo que cuando filmábamos Thriller, Jackie Onassis y Sháye Areheart vinieron a California para hablar. Había fotógrafos en los árboles y en todas partes. No podíamos hacer nada sin que lo registraran y comentaran”.
El precio de la fama puede ser muy alto. ¿Merece la pena? Piensa que, en realidad, no tienes vida privada. “No puedes hacer nada sin tomar una serie de medidas especiales. Los periódicos imprimen todo lo que dices. Saben lo que compras, qué películas ves, todo lo que puedas imaginar. Si voy a la Biblioteca pública, dan los títulos que pido.
Me parece que mi imagen está deformada en la mente del público. El público no tiene una idea clara ni una imagen completa de cómo soy, a pesar de todo el espacio que me dedican los periódicos. Se imprimen mentiras y se les atribuye valor de verdad. La parte que no se imprime suele ser la parte que haría que lo impreso fuera menos sensacional porque arrojaría luz sobre los hechos”.
“Se me ha acusado de estar obsesionado con mi intimidad, y es verdad que lo estoy. Cuando eres famoso la gente te mira sin pestañear”.