Jesús tiene 15 años, hace seis meses robó en el interior de una casa, ahora es residente del Centro de Observación y Orientación para Menores Infractores (COOMI), de la ciudad de Durango.
“Aquí nos enseñan y también jugamos mucho”, dice. Jesús entró con un problema de adicción, poco a poco lo supera, aprende sobre electricidad y pronto será libre.
Como Jesús, hay 55 residentes en el Centro de Observación y Orientación para Menores Infractores en la ciudad de Durango, inmueble con más de 25 años de existencia, que ahora es objeto de remodelacio-nes y con una política integral para la adaptación de los menores internados y su población flotante.
Construido con la finalidad de albergar a una población de 60 menores, este inmueble cuenta con todos los departamentos y servicios requeridos para la atención externa e interna de los niños y jovencitos que por diferentes motivos cometieron alguna falta.
Lo anterior fue constatado durante una visita realizada por El Siglo de Torreón al COOMI en la capital del Estado, y se verificó el trabajo que desarrolla el personal de la institución para con sus residentes, en su mayoría varones.
Dirección, Consejo Técnico Interdisciplinario, Administrativo, Trabajo Social, Pedagogía, Médico, Psicología, Psiquiatría, y Custodia, son los departamentos que operan en el COOMI.
Derivados del tercer y cuarto departamentos, están los talleres y los centros de educación básica y media especial, los cuales son utilizados por los niños y jóvenes como parte de su proceso de adaptación a la sociedad.
La directora del Centro de Observación y Orientación de Menores, María del Refugio Vázquez Rodríguez, afirma que el personal cuenta con capacitación vigente adecuada a su labor y participa en algunos cursos para especializar su trabajo.
También asegura que como Jesús, existen más menores que demuestran capacidad e interés para aprender, “primero empiezan con la básico, las instalaciones eléctricas, y al final acaban reparando aparatos”, comenta la licenciada.
Sobre los servicios básicos de los menores, la titular del COOMI informó que cuenta con cuatro dormitorios, divididos en nuevos internos, menores, jovencitas y jovencitos, los dos últimos tienen hasta 18 camas cada uno, y el resto está dividido hasta sumar la capacidad para 60 residentes.
Con el objetivo de incorporarlos a la sociedad con una actividad productiva, la licenciada Vázquez mostró los talleres de Electricidad y Carpintería de los varones y para las niñas se imparte la Mecanografía, “el bordado y la costura son como una distracción”, comenta la directora.
“Ya platicamos con varias instituciones para poder contar con un taller de computación, los muchachos estarán muy motivados, esperamos que pronto obtengamos lo necesario con el apoyo del Gobierno del Estado”, dice la titular del COOMI.
Dentro de las cuatro inmensas paredes elevadas con malla ciclónica y lámina, Jesús y sus demás compañeros conviven en el COOMI, sus familias los visitan y comprueban su evolución, unos meses más y estarán fuera, “todo es padre aquí adentro, pero la verdad es mejor no volver”, dice Jesús.