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San Salvador, El Salvador.- Los salvadoreños se olvidaron por un momento de la tensión social que vive país y se volcaron con miles de flores a los cementerios para rendir culto ayer a sus seres queridos en el Día de los Muertos.
Tras concluir una semana de manifestaciones y bloqueos de calles a lo largo y ancho del país en repudio a la reforma de la salud, la población llenó ayer los camposantos de la capital y de los más recónditos lugares de El Salvador para recordar a sus muertos.
Miles de familias -que no pueden pasar esta fecha inadvertida- se desplazaron desde tempranas horas hacia los panteones cargadas de flores, coronas y gallardetes para colocarlos y embellecer las criptas de las personas que ya se fueron para siempre.
Las terminales de autobuses de oriente y occidente en esta capital lucen anormales por la gran demanda de personas que quieren viajar hacia otros sitios y participar de esta fiesta religiosa, en un país donde el 80 por ciento profesa el catolicismo.
Otras personas abarrotaron los mercados para comprar los mejores ramos de rosas, crisantemos y margaritas, en tanto los comerciantes aprovechan la fecha para vender su productos más caros.
El Cementerio General de San Salvador se vistió de gala y atestiguó cómo se formaban largas las filas para llegar hasta la tumba de un ser amado para ofrecer una oración en su nombre y recordar con familia y amigos los momentos felices que vivió.
En ese mismo camposanto también está ubicado el Cementerio de los Ilustres, donde yacen personalidades políticas que dieron en su época grandes aportes al país y que serán honrados con ofrendas de flores de parte del vicepresidente salvadoreño Carlos Quintanilla.
El Ejército también honrará la memoria de los héroes que murieron cumpliendo su deber durante el conflicto armado de 1980 a 1992, donde además murieron unos 75 mil civiles, que al igual son recordados hoy por organizaciones sociales y de derechos humanos.
Niños, adolescentes y jóvenes con menores oportunidades aprovechan la ocasión para ofrecer sus servicios de limpieza de maleza en las tumbas, pintarlas y arreglar lápidas dañadas por el sol y el tiempo para obtener una fuente de ingresos extra.
La comida típica no puede faltar en esta fiesta religiosa que se caracteriza por la elaboración de platillos como hojuelas con miel, yuca frita, helados y todo tipo de golosinas, refrescos y agua fresca.
Misas, cánticos y conciertos de música para la ocasión son ofrecidos por el día de los difuntos, tanto en cementerios públicos como privados.
La tradición salvadoreña consiste en pasar el mayor tiempo o todo el día en el cementerio acompañando a su ser querido, mientras que en pueblos del interior de país todavía se mantiene la tradición de llevar hasta comida, como tamales, a sus muertos.
La Policía Nacional Civil (PNC) mantiene desde el viernes y hasta hoy un plan de seguridad para los visitantes de los camposantos para evitar ser agredidos o asaltados por grupos de delincuencia que aprovechan la fecha.
El operativo incluye patrullajes en las principales carreteras del país, pues desde las primeras horas de ayer miles de familias se trasladaron desde la capital hacia el interior del país para llegar a sus pueblos de origen.
El Ministerio de Salud también implementa su propio programa de sanidad y ha desplegado a trabajadores en los camposantos para controlar que las personas no coloquen floreros con agua para evitar criaderos de zancudos.
De acuerdo con fuentes de dicha cartera, el plan busca evitar que se reproduzcan más larvas del mosquito aedes aegypti, transmisor del dengue que ha causado por lo menos 45 fallecidos y miles de infectados desde el año 2000.