EL TOPE SALARIAL ESTÁ MATANDO A LAS DINASTÍAS
Es cierto, el sistema de tope salarial que la NFL implementó ha dado muchos resultados, en muchos aspectos, primero habrá que recordar que el tope salarial no es otra cosa más que todos los equipos tengan una cantidad designada a gastar en nóminas, es decir, no podrán exceder la cantidad establecida por la NFL.
Los resultados se han visto en que cada vez más existe más paridad en la NFL, es decir, muchas escuadras temporada tras temporada tienen la oportunidad de estar entre los equipos contendientes a postemporada y por qué no, a buscar el título del Supertazón, esto, debido a que una cantidad importante de jugadores estrellas, con altos salarios, están en constante movimiento por algunos equipos y su llegada puede ser vital para el mejoramiento de cualquier escuadra.
Habrá que recordar a los últimos campeones del Supertazón, los Patriotas de Nueva Inglaterra, y antes de ellos, los Cuervos de Baltimore, los Carneros de San Luis y Broncos de Denver, quienes fueron la última escuadra en ganar dos veces un Supertazón. Patriotas y Cuervos prácticamente se levantaron del fondo de la tabla de posiciones para ganar títulos, debido a un gran trabajo de sus entrenadores y a que pudieron colocar todas las piezas que requerían en un período corto de tiempo.
El nivel de competencia ha crecido, cada fin de semana se pueden observar partidos de gran nivel, duelos emocionantes entre escuadras con similar poder, lo que añade interés a los aficionados y levanta la esperanza de todos aquellos que han vivido temporadas perdedoras constantes con sus equipos.
Sólo las muy grandes estrellas ganan salarios gigantescos y los entrenadores en jefe y dueños de los equipos hacen milagros para conservar gente de buen nivel alrededor de ellos, además, los buscadores de talento colegial cada vez son más exigidos para encontrar jóvenes con gran potencial y que acepten bajos salarios al inicio de sus carreras.
Todo esto es excelente, la liga crece y es ejemplo para muchas otras, pero al mismo tiempo, las dinastías están desapareciendo... difícil ver a escuadras dominantes como los Acereros de Pittsburgh en los setentas, o los 49ers de los ochentas, Vaqueros de Dallas y Raiders de Oakland sin mencionar a los Delfines de Miami, escuadras plagadas de estrellas que se relacionaron con el nombre de sus escuadras y que mantenían ganando a sus equipos por largo tiempo.
Todo mundo sabe en dónde jugaba Terry Bradshaw, Franco Harris y Lynn Swan, todo mundo sabe en dónde jugaba Larry Csonka, Roger Staubach, Tony Dorsett y Randy White, nombres ligados a un equipo, equipos dominantes que siempre pelearon los campeonatos, esas eran dinastías.
Ahora todo es diferente, las estrellas viajan de un lugar a otro, el dinero es quien los lleva, ya no el amor a la camiseta y a la tradición, habrá que recordar a Troy Aikman, Emmitt Smith y Michael Irvin como el último gran trío de la NFL, mismos que construyeron una de las últimas dinastías, la de los Vaqueros de Dallas, quienes ganaron 3 Supertazones en un período de 4 temporadas.
Los últimos tres campeones del Supertazón, Carneros, Patriotas y Cuervos, tienen hasta el momento una marca combinada de 13-14 en ganados y perdidos y nadie realmente apuesta nada a que alguno de los tres pueda llegar hasta el Supertazón, de la misma manera pocos apostaban a los Santos de Nueva Orleáns, Halcones de Atlanta y Bills de Búfalo al iniciar la temporada.
Las dinastías mueren, el deporte de las tacleadas crece, el nivel se eleva y sobre todo, el espectáculo está dominando en esta época de tope salarial.