EFE
Guatemala, Guatemala.- Un total de 24 de los 26 muertos de un alud de lodo y rocas que arrasó la humilde comunidad indígena de El Porvenir, al oeste de Guatemala, fueron enterrados ayer sin que hayan concluido las tareas de rescate.
El alcalde de San Lucas Tolimán, Manuel Cruz, dijo que los féretros con los restos de los fallecidos fueron depositados en dos fosas comunes en el cementerio de ese municipio, a unos 150 kilómetros de la capital guatemalteca. Esta es la peor tragedia de este tipo ocurrida en Guatemala en los últimos años.
Una ceremonia cristiano-evangélica oficiada y una misa concelebrada por tres sacerdotes católicos, horas después, precedieron el masivo entierro, indicó Cruz.
“Los fallecidos profesaban distintas religiones, por lo que, en respeto a sus deudos, se les honró como ellos querían”, indicó por teléfono el alcalde.
El alud, ocasionado en la noche del jueves último al desbordarse las aguas de un embalse en las faldas del volcán Atitlán, que se precipitó sobre la aldea arrastrado piedras y lodo, causó la muerte de al menos 26 personas, 16 de ellos niños.
Otras nueve están desaparecidas, mientras que 14 resultaron heridas y 30 perdieron sus hogares, según la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED, gubernamental).
Cruz señaló que en la jornada de ayer fueron localizados otros tres cadáveres entre el lodo que sepultó a 18 casas de la comunidad, habitada por indígenas de la etnia maya-kaqchikel.
Los socorristas que reanudaron ayer las labores de búsqueda y rescate encontraron, de forma dispersa, los restos desmembrados de un número no precisado de personas.
El vicepresidente de Guatemala, Juan Francisco Reyes, visitó la localidad para comprobar la magnitud del desastre e informarse de la cantidad de víctimas, dijo el alcalde Cruz.
“No nos ofreció nada, solamente me recordó que la municipalidad de San Lucas Tolimán recibía fondos del Estado y que con eso enfrentara la situación”, afirmó el alcalde al relatar el encuentro que tuvo con el vicepresidente.
Reyes llegó a la aldea acompañado del ministro de Salud, Mario Bolaños.
“En los siguientes días vamos a sentir los efectos de la falta de trabajo y de la ausencia de las personas que murieron, la falta de alojamiento y de alimentación”, expresó el alcalde al hacer un llamamiento para que no cese la ayuda que ha fluido.
En mayo de 2000, un total de trece personas murieron en el poblado norteño de Senahú, donde un alud de lodo arrastró 21 viviendas.
En agosto de 1998, un deslizamiento de lodo en una zona rural del municipio noroccidental Santa Cruz de El Quiché, en agosto de 1998, se cobró la vida de 25 habitantes de un caserío.