Bob Fillingham, director de Durango Apparel, descartó la posibilidad de que la empresa continúe con el mismo nombre, una vez que se resuelva su situación económica, de la que se pretende negociar con nuevos inversionistas que están interesados en adquirir las plantas, que valúa en alrededor de 30 millones de dólares. Sin embargo, es crucial que la Junta Local de Conciliación y Arbitraje defina los procedimientos jurídicos, para conocer los montos de los embargos y los procedimientos que deriven para solucionar el pago de los trabajadores.
El Director de Apparel fue entrevistado en la planta de Lavandería de Durango, cuando se encontraba supervisando la entrega del último embarque; 95 mil pantalones a la empresa Noel Apparel, en EE.UU., que no se encontraba dentro del convenio que firmaron con los trabajadores y la JLCyA, pues aquélla había pagado ya su producto en forma anticipada.
Explicó que es inminente el cierre de Durango Apparel, como empresa, pero hay por lo menos 2 clientes potenciales que desean adquirir las dos plantas, para continuar produciendo maquila de ropa, quienes en su momento cambiarán la razón social y el nombre de las empresas, pero señaló que para esto es muy importante que la JLCyA dé celeridad a los procedimientos legales, para conocer cuánto será el monto que se deberá pagar a los empleados por conceptos de indemnizaciones.
Se le recordó que ayer el gobernador del Estado, Ángel Sergio Guerrero Mier, dijo que la infraestructura que hay en la empresa mantiene una inversión superior a los 80 millones de dólares, pero Bob Fillingham descartó este monto, pues aseguró que apenas alcanzará los 30.
Guerrero Mier también dijo que la deuda de Apparel con el IMSS y el Infonavit asciende a aproximadamente 7 millones de dólares, pero Bob Fillingham dijo que debe ser de alrededor de 1 millón de dólares.
Explicó que las causas de endeudamiento que tuvieron con el IMSS y con el Infonavit fueron por no poder cumplir con mayor producción. El pago de las facturas que se realizaba en Nueva York, apenas alcanzaba para saldar la nómina, no así para las prestaciones sociales.
Aceptó que la ineficiencia de producción del 20 por ciento por parte de la empresa, para cumplir con los embarques se debió a la falta de capacidad en la mano de obra, pues muchas prendas de vestir eran devueltas por el departamento de calidad, motivo que retrasaba las entregas de los productos.
A pesar de todo, Bob Fillingham aceptó que toda la responsabilidad recae en la empresa; ante una mala organización y respuesta a los productos que eran demandados.