México.- El Oscar es un muñequito creado en 1928 con el cual la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas premia lo mejor de su producción (del año anterior) en Hollywood.
Es la máxima recompensa otorgada anualmente por esta Academia y constituye el galardón más conocido y codiciado en el mundo del cine.
En las reuniones previas del consejo de tal Academia, el escenógrafo Cedric Gibbons rechazó la propuesta de concesión de placas, medallas y diplomas y propuso que el premio fuese una estatuilla que representara una figura digna y con carácter; mientras hablaba trazó el diseño que fue finalmente aceptado.
La elaboración se confió al escultor angelino George Stanley y fue concedido por primera vez en 1928 y otorgado el 6 de mayo de 1929, y su número se fue ampliando progresivamente (por ejemplo en 1937 se hizo extensivo a los actores secundarios).
Conocido como “la estatuilla” no adoptó su nombre definitivo hasta 1931 y se dice que Margaret Herrick, que luego fue muchos años secretaria ejecutiva de la Academia, exclamó al verlo “¡se parece a mi tío Oscar!”
El tal Oscar, tío de doña Margaret, es de bronce recubierto de oro, pesa 7 libras, mide 10 pulgadas y está protegido por un copywright.
Así, en México nació el Ariel, en Francia el Cesar (bastante tarde en los años 70), en España el Goya (más tarde aún) y así sucesivamente.
El premio es y ha sido siempre polémico, quizá la gran excepción fue el primero decidido en 1928, fue un exaqueo y fue para dos películas: Amanecer (Sunrise) de Friedrich Murnau (fallecido por un accidente de auto) pocos años después y Alas (Wings) de William Wellman, pero los premios a los mejores directores fueron a dar a manos de Lewis Milestone (Two Arabian Nights) y Frank Borzage (El séptimo cielo). Esto se repetiría varias veces.
México en busca
de la estatuilla
En México se enviaron películas al concurso desde los años 40, sin que ninguna lo ganara. Las últimas fueron en la década de los 60: Macario (se dice que fue la que estuvo más cerca), de Roberto Gavaldón en 1960; Animas Trujano, de Ismael Rodríguez en 1961 y Tlayucan, de Luis Alcoriza en 1962.
Hubo una larga interrupción en la asistencia mexicana hasta los años 70. La cinta Actas de Marusia, de Miguel Littin. Todas las cintas hasta aquí mencionadas fueron incluidas en la quinteta final (es decir fueron nominadas, para usar este horrible terminajo).