El Horario de Verano está mal aplicado, porque debería ser más corto y abarcar solamente de abril a agosto, afirmó ayer el subsecretario de Servicios Educativos de la SEED, Jesús Ruvalcaba González, quien señala que el argumento principal de esta propuesta es que en septiembre y octubre los alumnos, principalmente de secundaria, están entrando a oscuras.
Entrevistado ayer, Ruvalcaba González dijo que el Horario de Verano debería ser de 5 meses y no de 7, como está actualmente, y consideró que no es cierto que hay ahorros en el uso de energía eléctrica, al menos en los meses de septiembre y octubre, porque se requiere prender las luces durante la mañana.
Para el funcionario del sector educativo, el periodo del Horario de Verano está mal aplicado, porque en septiembre y octubre está oscuro a las 7:20 de la mañana, que es la hora de entrada de los alumnos de secundaria, y en los hogares se utiliza la energía eléctrica, por lo que no hay ahorros de energía.
En este sentido, dijo que la propuesta es que el Horario de Verano sea más corto, de abril a agosto. Indicó que con la entrada del horario de invierno, la situación volvió a la normalidad pues los alumnos de secundaria ya están entrando con luz, no como en septiembre y octubre.
Respecto a la entrada del horario de invierno, señaló que principalmente en los meses de diciembre, enero y febrero, es decisión de los directivos de las escuelas y los padres de familia que se modifiquen los horarios de entrada por la temporada de frío.
Recordó que a la fecha el horario de entrada en las secundarias es a las 7:20 de la mañana, de las primarias a las 8:30 horas y a las 9:00 en los jardines de niños, pero reconoció que la modificación de horarios no debe ser unilateral, y que, en cambio, debe tomar en cuenta la decisión de los padres de familia, porque los horarios de entrada en las escuelas deben ir en consonancia de los horarios de entrada en los trabajos.
Finalmente, señaló que a diferencia de cuando inicia el Horario de Verano, cuando se adelanta una hora el reloj y las personas que no lo hacen, corren el peligro de llegar tarde a sus actividades. La culminación no representa mayor problemas, porque se atrasa una hora, y, al contrario, quien no ajustó su reloj llega temprano a sus compromisos.