EFE
Washington, EU.- Estados Unidos volvió a presionar ayer a Naciones Unidas para que actúe con “determinación” contra Iraq y advirtió que liderará una coalición internacional en el caso de que la ONU no apruebe una resolución clara que fuerce a Bagdad a desarmarse.
Reforzada por el acuerdo con la Cámara de Representantes de EU, que el miércoles le dio carta blanca para actuar contra Iraq incluso sin una resolución de Naciones Unidas, la Casa Blanca apuró las gestiones en el seno de la ONU, a la que instó a asumir un papel “relevante”.
Si no lo asume, reiteró el presidente George W. Bush, EU actuará para asegurar que Iraq deja de fabricar y acumular armas de destrucción masiva, argumento fundamental del Gobierno de Washington para defender la necesidad de una acción armada.
“Naciones Unidas debe decidir si quiere demostrar su determinación” contra Iraq, dijo el presidente estadounidense durante una reunión sobre seguridad nacional en la Casa Blanca. Bush añadió que “Saddam Hussein debe decidir si cumple su palabra” y que “sin ninguno de los dos actúa (ni Iraq, ni la ONU), entonces EU, de una manera clara, liderará una coalición”.
Esa fuerza internacional, subrayó el presidente estadounidense en su intervención, servirá para “quitar las peores armas del mundo de las manos de uno de los peores líderes del mundo”.
Bush y destacados miembros de su administración pusieron el punto de mira en la ONU, después de que países como China, Francia y Rusia, miembros permanentes del Consejo de Seguridad, expresaran de nuevo sus reticencias a una nueva resolución sobre Iraq a la espera de que los inspectores de desarme viajen al país árabe.
“Naciones Unidas tiene que saber que la voluntad de este país es fuerte”, manifestó Bush, cuyo portavoz, Ari Fleischer, matizó después que el presidente no está planteando un ultimátum y que sigue confiando en un acuerdo “sólido” en el marco de la ONU. Fleischer explicó que el presidente “aún cree que la ONU actuará”, pero que de lo contrario “está seguro de que muchos países querrán unirse en una coalición” para intervenir en Iraq.
Según el portavoz, nada ha cambiado en el enfoque que la administración da a este asunto y recordó que en el discurso que Bush pronunció ante la Asamblea General de la ONU el pasado 12 de septiembre, el presidente urgió a encontrar una solución “en cuestión de días o de semanas, y no de meses”.
Al frente diplomático se unió el secretario de Estado, Colin Powell, quien reconoció que “las discusiones son intrincadas” en el Consejo de Seguridad, pero expresó su optimismo acerca de que en los próximos días “encontraremos una salida”.
“Debemos encontrarla si queremos que el Consejo siga siendo relevante”, añadió Powell, quien mañana se reunirá con el jefe de la Comisión de la ONU para la Verificación, Inspección y Vigilancia (UNMOVIC), Hans Blix, para abordar “cuestiones técnicas” de la misión de inspectores de desarme que debe viajar a Iraq.
En contraste con la resistencia que la Casa Blanca encuentra en el frente internacional, en casa consiguió ayer un importante avance con el acuerdo con la Cámara de Representantes, que lleva camino de repetirse en el Senado, aunque éste está dominado por la oposición demócrata.
Tras sus duras acusaciones contra Bush por “politizar” el debate sobre Iraq, el líder de la mayoría demócrata del Senado, Tom Daschle, abandonó ayer su tono de confrontación y auguró que “al final seremos capaces de conseguir un amplio consenso bipartito”.
Washington también mantuvo la presión sobre Iraq desde el punto de vista militar y, por cuarta vez en cinco días, aviones de guerra de EU y del Reino Unido bombardearon unidades de la defensa antiaérea iraquí al sudeste de Bagdad, informó el Pentágono.
El lanzamiento de bombas guiadas estuvo acompañado del envío de panfletos en los que se recuerda a los soldados iraquíes el efecto de las acciones militares de la coalición anglo-estadounidense y se les advierte de que “el próximo puedes ser tú”.