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Estará en la cárcel 50 años por matar a sus 'amigos'

TORREÓN, COAH.- A Cincuenta años de prisión y 30 días de multa, fue sentenciado Edgar Abraham Galván Cardona, por los homicidios de Vicente Ponce Suárez y Marco Antonio Riojas de la Torre, ?amigos? a los que victimó de un disparo en la nuca porque les debía dinero.

María Isabel Garza Herrera, jueza cuarta del ramo penal, informó que luego de estudiar el caso detenidamente, determinó que sí existían los elementos suficientes para encontrar culpable al indiciado, por el delito de homicidio calificado, en los dos procesos acumulados que se le seguían, el 113/2001 y 98/2001.

Vicente Ponce Suárez, con domicilio en Paseo del Ciclón entre avenidas De la Soledad y Valladolid de la colonia Ampliación La Rosita, fue ultimado por Edgar Abraham el 3 de julio de 2001, aproximadamente a las 02:00 horas, de un disparo en la nuca con una pistola tipo revólver calibre .38 especial. Galván Cardona le debía una fuerte cantidad de dinero al occiso y prefirió deshacerse de él.

De igual forma procedió con su ?amigo? y socio, Marco Antonio Riojas de la Torre, de 27 años, domiciliado en Cerrada San Javier No. 2 de la colonia Las Fuentes.

Fue el 25 de julio de 2001, cuando elementos del Grupo Alfa, al mando de Juan García Chapa, lograron la captura de Galván Cardona y posteriormente el cuerpo de su segunda víctima, que fue enterrado en el patio de la casa de su hermana, Brenda Galván Cardona, quien se encuentra prófuga por ser copartícipe al ocultar los hechos.

El cuerpo sin vida de Riojas de la Torre, fue localizado bajo un montón de cemento y cascajo en el patio de la mencionada casa en la calle Canal del Coyote No. 1815 de la colonia Rincón La Merced. El occiso y su ejecutor establecerían un negocio de comedores industriales para dar servicio al Cereso de Gómez Palacio, Dgo., y en la compra-venta de autos usados.

Más de medio millón de pesos fue el dinero que debía Edgar Abraham a su ?socio?, y formaba parte del capital del negocio de ambos, el cual fue proporcionado por dos hermanas de Marco Antonio que aportaron 200 mil pesos en efectivo y una camioneta Ford Explorer que sería vendida en 250 mil pesos; mientras que la madre del homicida, hipotecó su casa para colaborar con 100 mil pesos.

El cadáver de Marco Antonio fue encontrado en el patio de la vivienda ubicada en la calle Canal del Coyote número 1815 de la colonia Rincón La Merced, la cual es propiedad de Brenda Isadora Galván Cardona, quien vive con sus padres y muy pocas veces acudía a la finca, por lo que siempre está sola.

Los otros involucrados en el homicidio fueron Sergio Guerrero Sanz y Héctor Federico Sanz de Santiago alias ?El Ratón?, quien fue liberado hace varios meses, luego que no se le encontró responsabilidad y en menor proporción Carlos Edgar Franco Sanz alias ?El Pollo?, quienes acompañaron al homicida y a su víctima el 31 de mayo de 2000, mientras que ?El Pollo? sólo fue contratado para hacerle un trabajo de albañilería que consistió en tapar el pozo donde fue enterrado Marco Antonio.

Antecedentes

Para no deberle nada a nadie y quedarse con la mayor parte del dinero, Galván Cardona planeó la forma de ejecutar a Marco Antonio, preparando desde tres días antes de los hechos, el lugar donde ocultaría el cuerpo, el patio de la casa de su hermana en la colonia Rincón La Merced.

El homicidio ocurrió el 31 de Mayo de 2000, día en que se llevó a cabo un partido de futbol de primera división por el campeonato entre el Santos Laguna y los Diablos del Toluca, el cual fue presenciado en el estadio Corona por el homicida, Guerrero Sanz y Sanz de Santiago.

Durante el encuentro deportivo, y al estar ingiriendo varias cervezas, Edgar Abraham le dice a Héctor Federico que va a matar a Marco Antonio, por lo que ocupará de su ayuda si no quería convertirse en la víctima.

Una vez terminado el partido final, los tres implicados se dirigieron a un billar a seguir tomando cervezas, y fue cuando el homicida le dijo a Héctor Federico que lo acompañara para pasar a recoger a su futura víctima que estaba en la casa de su novia Berenice, con quien sostenía una relación desde hace 9 años y estaban próximos a casarse.

Para ir a la casa de la joven, Héctor y Abraham se desplazaron en un auto Jetta color rojo propiedad del asesino, el cual era guiado por su acompañante cuando fueron a la casa de Berenice, indicando su novio que se iba a ir con sus ?amigos?, despidiéndose de su amada sin saber que sería la por última vez.

Una vez en el auto, Galván Cardona le dice a su ?socio? que necesitaba la factura de la camioneta Ford Explorer, porque su tío Juan Montoya Infante (ex agente del Ministerio Público de Gómez Palacio, Dgo.) la iba a comprar en 250 mil pesos.

Entusiasmado porque recibiría algo de dinero para pagarle a sus hermanas, Riojas de la Torre fue a la casa de su madre, la señora Enriqueta, quien tenía la factura para asegurar la propiedad del vehículo y no se la quería entregar a su hijo, por lo que este finalmente se la arrebató y se fue de su hogar.

Mientras esto ocurría, Edgar Abraham ya tenía listo su plan de ejecución, indicándole a Héctor que él conduciría el auto y después le indicaría a que lugar trasladarse para matar a su ?socio?, situación que se repitió en el reciente homicidio de su amigo Vicente Ponce Suárez, a quien le disparó en la cabeza con un revólver calibre 38 desde el asiento trasero del auto en movimiento.

Con la factura en la mano, Marco Antonio subió al auto y se sentó en el lugar del copiloto, Galván Cardona estaba en el asiento trasero; apenas inició la marcha el vehículo que conducía Sanz de Santiago, cuando el homicida le disparó a su víctima, quien murió de inmediato.

Una vez consumado el homicidio, Edgar Abraham le dijo a su acompañante que se dirigiera a la casa de su hermana en la colonia Rincón La Merced, donde ya tenía listo el pozo para enterrar al occiso, diciéndole que le pagaría por su colaboración.

En la cochera de la casa marcada con el número 1815 de la calle Canal del Coyote, donde en aquel tiempo había pocas viviendas, los dos cómplices bajaron y arrastraron el cuerpo de Riojas de la Torre y lo colocaron en el pozo de casi 5 centímetros de profundidad, para luego taparlo con tierra.

Al tercer día del homicidio, Edgar Abraham regresó al lugar y se percató de los fétidos olores, por lo que decidió buscar los servicios de un albañil, recordando que ?El Pollo? hacía ese tipo de trabajos y se comunicó para hacer una cita.

Carlos Edgar decidió prestar sus servicios al homicida, ignorando que la capa de cemento que le solicitaban era para cubrir el cadáver de Riojas de la Torre, sin que se pudiera echar para atrás al ver de que se trataba el servicio.

Una vez terminada la lápida, al tercer día se fracturó el cemento, ocasionado que otra vez se desprendieran los malos olores, y de nuevo Abraham fue por ?El Pollo? para que echara más cemento y cascajo.

Por su parte, el día del homicidio, Sanz de Santiago recibió como pago por su participación, el auto VW Jetta que tenía el asiento del copiloto bañado de sangre, además de algo de dinero en efectivo para que se fuera a divertir.

?Estrenado? su auto nuevo, ?El Ratón? se fue a varios bares de la ciudad, y terminó su parranda a las 6 de la mañana, hora en que llegó a su casa y su esposa lo esperaba bastante molesta reclamando su conducta.

Tratando de justificar su retraso, el participante del homicidio le dijo a su esposa que ya tenía auto nuevo, pero al escuchar que fue un regalo de Abraham, la mujer se molestó y al día siguiente le fue a devolver el vehículo a su dueño, gritándole que no metiera a su familia en problemas.

Maraña de mentiras

Para la familia afectada, Marco Antonio se encontraba fuera de la ciudad desde el 31 de mayo de 2000, ya que según Edgar Abraham, le informó que se iría de la ciudad porque no podía afrontar sus deudas con sus hermanas, -quienes residen en San Diego California y en Monterrey Nuevo León- y que sólo mantendría contacto con él, ocultando su ubicación.

Esta treta bien preparada por el homicida permitió que no se reportara a las autoridades correspondientes la desaparición de Riojas de la Torre, ya que por voz de Edgar Abraham, él estaba bien en otra ciudad y establecía contacto de forma periódica.

Además de distraer la atención de los familiares de su víctima, también logró manejar a la novia de su ?socio? a quien le contó que su pareja se encontraba bien, pero conforme pasó el tiempo, le dijo que éste ya no la quería y que huyó con una chica que trabajaba en un table dance.

Agravando la gran mentira sobre el paradero de Marco Antonio, el homicida convocó a una reunión familiar donde informaría a todos de la partida de su ?amigo? y su planes para futuros encuentros.

El 3 de junio de 2000, Galván Cardona le dice a la familia Riojas de la Torre que Marco Antonio está muy apenado por no poder saldar las deudas con sus hermanas, por lo que se fue de la ciudad sin especificar su ubicación, acción que fue agradecida por los familiares.

La novia de Marco Antonio se encontraba extrañada de que su novio no se comunicara por teléfono, y al ver Edgar Abraham que iba creciendo la inquietud, éste le dice que recibió una llamada de su novio, pidiendo que fuera a su casa por su ropa.

Este comentario lo hizo no sin antes indicarle a Berenice que en la casa de los Riojas de la Torre manifestara que ella recibió la llamada, situación que dio esperanzas en el hogar de Marco Antonio.

Por su parte, la señora Enriqueta de la Torre también se mostró inquieta porque su hijo sólo se comunicaba con su ?socio?, obligando a Edgar Abraham a inventar otra historia.

En esta ocasión, el homicida dijo que Marco Antonio se reuniría con sus familiares el 27 de agosto de 2000, noticia que recobró la felicidad en la madre del joven occiso, pero la esperanza terminó cuando se recibió un telegrama el 24 de agosto.

Este mensaje indicaba no se podría llevar a cabo la mencionada reunión y el hijo ausente pedía una disculpa a su familia.

La llegada del telegrama sembró dudas en la madre del victimado, y se dirigió a las oficinas de Telecom, para conocer la procedencia del telegrama.

Una gran sorpresa se llevó la señora De la Torre al ser informada sobre el mensaje que fue enviado desde esta misma ciudad.

El día del homicidio, la señora se comunicó en la noche a la casa de Galván Cardona, y fue atendida por la esposa del homicida, quien le indicó que los dos andaban juntos.

A las 4:00 horas, Edgar Abraham se comunicó con la señora para decirle que su hijo se fue de la ciudad por no poder enfrentar sus deudas económicas, y que hace algunos minutos lo dejó en la Central Camionera sin conocer su destino.

Pese a todo lo anterior no pudo evadir la justicia y ahora permanecerá 50 años tras las rejas para pagar por sus crímenes.

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