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Estratégico/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“¿Y por qué lo estratégico debe ser un monopolio?” Juan José Rodríguez Prats.

Si hay un sector realmente “estratégico” en nuestro país no es la electricidad o el petróleo sino la educación. El Estado mexicano reconoce esta situación y nunca ha abdicado de su responsabilidad en este campo. No hay actividad a la que el gobierno le dedique más recursos o mayor esfuerzo. Y, sin embargo, eso no ha llevado al absurdo de prohibir la educación privada.

La razón por la que el Estado no ha prohibido la educación privada, y no se ha dedicado a encarcelar a padres por mandar a sus hijos a escuelas de paga o a maestros por enseñar ahí, es precisamente porque la educación es un sector estratégico. El gobierno sabe que tiene una responsabilidad que no debe eludir. Pero le da la bienvenida a la instrucción privada cuando ésta se ajusta a sus programas de estudio. Después de todo el objetivo estratégico es mejorar la educación de los niños mexicanos y no simplemente crear un monopolio.

Lo curioso del caso es que lo que a nadie se le ocurriría hacer en la educación —prohibir la actividad privada— se hace con enorme displicencia en la electricidad.

Claro que es importante que el Estado mantenga un papel rector en electricidad. La intervención estatal debe permitir que se mantenga un flujo adecuado de electricidad para todos y que se construya la infraestructura que permita llevar la electricidad a las comunidades más pobres y aisladas, donde no sería rentable hacerlo de una manera comercial.

Pero prohibir la inversión privada en electricidad, como lo hace actualmente nuestra Constitución, es un absurdo tan grande que si esa misma filosofía se impusiera en la educación habría llevado ya a una rebelión de los padres de familia y maestros en todo el país.

La Ley de Servicio Público de Energía Eléctrica de 1992 trató de superar el absurdo permitiendo la inversión privada en la construcción de nuevas plantas generadoras. Desde ese entonces, más del 90 por ciento de la inversión en generación ha sido realizada por empresas privadas. Sin esa inversión nuestro país se habría quedado sin electricidad suficiente hace ya varios años o el gobierno habría tenido que aumentar su deuda pública de manera tan monumental que estaríamos hoy en una crisis económica.

Sin embargo, en abril de este año una decisión de la Suprema Corte de Justicia ha puesto en duda la constitucionalidad de esas inversiones privadas y ha obligado al presidente Vicente Fox a someter al Congreso una iniciativa de reforma constitucional, no para privatizar las instalaciones estatales de electricidad, sino para permitir que se sigan realizando inversiones privadas en plantas generadoras.

En realidad lo que está buscando el gobierno del presidente Fox es darle a la electricidad la misma sensatez que tiene nuestra legislación en educación. Es claro que el Estado debe tener un papel rector, pero éste no debe llevar al extremo de prohibir la actividad privada y perseguir a los maestros por el delito de enseñar. De la misma manera, no tiene sentido meter en la cárcel a personas que sólo buscan realizar inversiones en nuestro país en un campo en que la inversión resulta absolutamente necesaria.

La legislación que México tiene en electricidad es obsoleta. Virtualmente todos los países del mundo que no permitían desde un principio la inversión privada en electricidad la están aceptando ya. Incluso China, un país comunista, ha abierto su electricidad a la inversión privada, porque sabe que de otra manera no podrá seguir creciendo al 8 por ciento al año. Es verdad que algunos países han tenido problemas en sus procesos de apertura, pero todos están resolviendo las dificultades sin que ninguno esté revirtiendo el proceso. Y es que los beneficios de la apertura son siempre mayores que sus problemas.

Los mexicanos no podemos dejar pasar la actual oportunidad para abrir nuestro mercado de electricidad. Si no lo hacemos perderemos inversiones, crecimiento económico y empleos, y no sólo en electricidad sino en muchas industrias que requieren electricidad. Y lo peor de todo es que no lo haremos por una posición realmente nacionalista sino por simple insensatez política. Después de todo, en el sector más estratégico de todos, la educación, nadie está pidiendo la prohibición de la actividad privada.

Las presas

En el centro y norte del país las lluvias han sido este año más que adecuadas, pero en el sureste han sido escasas. Hasta la semana pasada las cuatro presas del río Grijalva estaban virtualmente vacías. El problema es que son presas hidroeléctricas. Y ante la ausencia de reservas de generación, si no se registran fuertes lluvias en esa zona en las próximas semanas podríamos empezar a tener racionamientos de electricidad en octubre.

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