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EU rectifica y pide referéndum a Chávez

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CARACAS, VENEZUELA.- Opositores al presidente Hugo Chávez obstaculizaron el tránsito en algunas calles de Caracas al iniciarse ayer la tercera semana de un paro general contra el mandatario, quien ha rechazado sus demandas de renunciar y llamar a elecciones anticipadas.

Estados Unidos, que ayer pareció retroceder en su postura al decir que en realidad apoya la convocatoria a un referendo.

El portavoz de la Casa Blanca Ari Fleischer dijo a la prensa que Estados Unidos apoya un referendo “para que la voluntad del pueblo sea escuchada”, pero no especificó una fecha determinada.

“Todo lo que hemos dicho está en el marco de la Constitución de Venezuela elecciones adelantadas en el sentido de que, por supuesto, existe la posibilidad de un referendo que se puede realizar antes, como reflejo de la manifestación de la voluntad popular, y esos procesos están contemplados en la Constitución de Venezuela”, expresó.

La constitución de Venezuela impide que se llame a un referéndum para revocar un mandato presidencial antes de que se cumpla la mitad del tiempo para el que fue electo.

Debido a ello, el presidente, quien asumió el cargo en 1999 tras ganar en unas elecciones democráticas, alega que la única vía constitucional para dejar su cargo es realizar un referendo revocatorio a partir de agosto del 2003, cuando cumpliría la mitad de su mandato. El habitualmente caótico tráfico de la capital venezolana era fluido por la escasa presencia de conductores, en medio de una paralización que ha detenido los vitales embarques petroleros del quinto exportador mundial de crudo.

Pequeños grupos de opositores atravesaron autos y camiones en varios sectores de dos neurálgicas autopistas de la capital.

La escena se repitió en otras carreteras del país y en algunas zonas la policía lanzó gases lacrimógenos y perdigones a los manifestantes para restablecer la normalidad. “Todavía mucha gente no se ha sumado al paro. Tenemos que hacerlo para que podamos lograr el objetivo, que es que Chávez salga”, dijo Alberto Gutiérrez, un contador de 35 años que contribuía a cerrar una calle montado en su bicicleta.

En otra avenida del barrio Las Palmas, Tony Hernández, un ingeniero de 49 años, también defendía el “trancazo”.

“Yo voté por Chávez, pero nos ha decepcionado. Ha convertido esto en una dictadura. Yo estoy aquí expiando mi culpa por haber votado por él”, aseguró.

A su alrededor, la policía quitaba las cajas y objetos metálicos que obstaculizaban la calle y previamente habían lanzado gases lacrimógenos y perdigones. Un hecho similar se registró en la céntrica Avenida Victoria.

En la autopista de Prados del Este, en el sureste de la capital, “chavistas” y “antichavistas” estuvieron a punto de chocar y la policía debió reforzar la seguridad para evitar enfrentamientos físicos.

Mientras los enemigos de Chávez ondeaban sus banderas y gritaban “¡y va a caer, y va a caer, este gobierno va a caer!”, los “antichavistas” llegaron al lugar con palos, piedras y botellas y gritando consignas como “¡Chávez los tiene locos!”.

El cierre de las calles, que culminó hacia el mediodía, fue criticado el vicepresidente del país, José Vicente Rangel, quien lo calificó como un gesto de desesperación.

“Es curioso porque el gobierno no ha recurrido al estado de excepción, no ha suspendido garantías y en cambio la oposición suspende garantías tan importantes como la libertad de tránsito”..

El paro se ha convertido en una batalla entre el gobierno y la oposición para controlar Petróleos de Venezuela (PDVSA), que suministra el 80 por ciento de los ingresos por exportaciones de la nación. Antes de la huelga, Venezuela exportaba 2,7 millones de barriles diarios de crudo y derivados.

Muchos empleados de PDVSA se sumaron al paro que comenzó el dos de diciembre, tildado por el gobierno de “golpista y fracasado”, y han dicho que no dejarán su protesta hasta que Chávez renuncie.

La oposición, con el aval del máximo organismo electoral, espera hacer el dos de febrero un referendo consultivo para preguntar sobre si se desea o no que Chávez renuncie, a lo que el presidente alega que es ilegal y que por lo tanto lo ignoraría.

Los adversarios de Chávez, que incluyen a dirigentes sindicales, empresariales, militares disidentes, medios de comunicación y políticos, lo acusan de querer instaurar un gobierno comunista y de llevar a la ruina económica al país.

Conjuntamente con la paralización de las exportaciones, la petrolera ha recortado producción y reducido al mínimo la refinación de crudo por la ausencia de gerentes y trabajadores para operar las instalaciones, lo que el gobierno ha calificado como un “sabotaje” contra el país.

A raíz del paro, los precios de los contratos a futuro del crudo estadounidense se dispararon el lunes sobre los 30 dólares por barril por primera vez desde octubre.

En un intento por quebrar el paro petrolero, militares venezolanos abordaron el domingo a la fuerza un buque que contienen 44 millones de litros de gasolina.

Sin embargo, ayer el “Pilín León” aún permanecía fondeado en el occidental Lago de Maracaibo y reportes de radio y televisión dijeron el lunes que la tripulación de relevo fue bajada porque no cumplía los requisitos para controlarla.

Unos 30 oficiales armados y una tripulación de relevo, algunos de origen indio, tomaron el control del tanquero y Chávez advirtió que podría repetir la acción en alguno de los otros 40 buques que se encuentran fondeados frente a las costas venezolanas.

El gobierno también anunció el domingo pasado que comenzó a importar gasolina de las Islas Vírgenes, en el Caribe, para evitar una escasez doméstica, pero el lunes era evidente el cierre de algunas gasolineras y largas filas de vehículos en las que estaban operando.

El paro cívico ha hecho que cierren muchos comercios y levantado temores de escasez de alimentos y combustible. Miles de venezolanos también formaban largas filas en los bancos para recuperar sus ahorros y asistía a supermercados para aprovisionarse.

Chávez anunció que, además de importar gasolina, también adquiriría en el exterior leche y alimentos.

El mandatario, un teniente coronel retirado, ganó la presidencia al capitalizar el descontento de millones de venezolanos decepcionados y empobrecidos por los gobiernos de Acción Democrática y Copei, que se alternaron el poder por 40 años. Pero el apoyo se ha reducido de un 50 a un 30 por ciento debido a sus promesas incumplidas y a la crisis del país.

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