MEXICO, D.F.- La ciencia ha dado grandes pasos en el combate de algunas enfermedades, pero todavía hay algunas que son una amenaza sin remedio, entre ellas destaca la cirrosis, por lo cual especialistas sanitarios recomiendan cuidar el hígado.
Se sabe que son dos factores los que provocan cirrosis: uno es el alcoholismo crónico y el otro la hepatitis crónica, que ataca básicamente al hígado y puede ser originada por un virus o por acumulamiento de toxinas químicas en las células hepáticas ocasionado por la ingestión excesiva de bebidas alcohólicas.
Es decir, el alcoholismo es de una y otra forma una amenaza para personas con alguna deficiencia hética.
De la hepatitis a la cirrosis En el catálogo médico existen tres tipos de hepatitis A, B y C, las dos últimas son de las más peligrosas, ya que no se curan por completo, únicamente se controlan, pero quedan en la sangre residuos del virus que las produce.
Y como la cirrosis hepática es una enfermedad crónica del hígado y consiste en la muerte progresiva del tejido hepático normal y su sustitución por tejido fibroso, lo que lleva a incapacitar al hígado para ejercer sus funciones, cualquier mal que golpee a ese órgano es una amenaza grave.
Nadie puede olvidar que el hígado es el encargado de metabolizar, desdoblar y eliminar la mayor parte de las toxinas, las cuales, cuando no son bien metabolizadas o eliminadas, circulan por la sangre ocasionando trastornos en el organismo.
Los científicos dicen que pueden pasar muchos años antes de que haya una manifestación de los problemas y para cuando se detecta la cirrosis, el hígado ya está muy afectado y las complicaciones son muy graves como sangrado por el tubo digestivo, hinchazón abdominal por acumulación de líquido, confusión mental y coma.
Por lo general, agregan, el paciente presenta síntomas hasta que está en etapas más avanzadas y éstas son: coloración amarilla en la parte blanda del ojo o en todo el cuerpo; inflamación del hígado, enrojecimiento de la palma de la mano, pequeños lunares en forma de araña en el pecho, crecimiento de las glándulas mamarias, agua en el abdomen, retención de líquidos en los pies y cintura.
Cuando existen varices esofágicas y alteraciones en la coagulación de la sangre puede haber náuseas y vómitos.
La hepatitis provocada por el alcoholismo es más agresiva y puede complicarse de manera rápida, depende de si el paciente deja de ingerir alcohol, si no lo hace así, las complicaciones se desencadenan de una manera más rápida y hay posibilidad de muerte en aproximadamente un año.
No existe un tratamiento para combatir esta enfermedad, pero lo mejor para atajarla es evitar el consumo de bebidas alcohólicas, para lo cual existen en el mercado tratamientos con acamprosato, campral, que inhibe el deseo de beber alcohol. Pero, hay que tener presente que ingerir cualquier fármaco debe ser por recomendación del médico, único facultado para hacerlo.
La cirrosis es incurable y la única manera de prevenirla es no excederse en la ingesta de bebidas alcohólicas, pues cuando ataca al hígado, la única opción es el trasplante de este órgano, en una cirugía muy costosa y riesgosa.