Los Ángeles, E.U.- El rotundo éxito de la nueva película de Harry Potter asegura la continuación de la saga, a pesar de que cambiará de director, ha perdido a uno de sus actores principales, Richard Harris, y ve crecer a sus protagonistas más rápido que a sus seguidores.
Con los 88.4 millones de dólares conseguidos durante su primer fin de semana en las pantallas, la segunda parte de esta serie infantil se ha asegurado el tercer puesto en la lista de los mejores estrenos de la historia del cine, una lista donde el segundo lugar lo ocupa Harry Potter y la Piedra Filosofal.
Se trata de un éxito que coloca a Harry Potter de la escritora J.K.Rowling como una de las mejores franquicias de la industria del cine, codo con codo con máquinas de hacer dinero como La Guerra de las Galaxias, James Bond o Batman.
Pero lo que los estudios Warner, productores de Harry Potter, imaginaron como una saga fácil y económica, con actores desconocidos y basada en un libro de una autora novata, se está convirtiendo en una costosa, aunque millonaria, carrera de obstáculos.
Concebida como una saga en siete partes, el primer escollo está en que por el momento sólo existen cuatro libros con cerca de un año de retraso en la publicación del que será el quinto volumen, Harry Potter y la Orden del Fénix.
Además del retraso, este año se ha perdido una de las figuras centrales en la adaptación cinematográfica con la muerte de Richard Harris, actor británico que daba la sobriedad necesaria al papel del profesor Dumbledore, al frente de la escuela de magia Hogwarts.
Su sustitución para la tercera entrega de esta saga, Harry Potter y el prisionero de Azkaban aún no ha sido aclarada, a pesar de que el rodaje tiene previsto comenzar el próximo febrero.
El silencio se puede deber a problemas más acuciantes como la sustitución del director y el crecimiento de los tres protagonistas, distanciándose con gran rapidez de sus “alter-ego” en la pantalla.
Es una distancia que los estudios Warner querían evitar programando una película de Harry Potter al año, algo que sacaría el mayor partido de la Pottermanía y haría coincidir la edad de los jóvenes protagonistas a la de los héroes de la pantalla.
Sin embargo, el ritmo seguido entre los dos primeros títulos, en los que comenzó el rodaje de la segunda tan sólo tres días después del estreno de la primera, ha sido imposible mantener con la tercera.
“Los chavales necesitaban un descanso. Estamos hablando de gente de carne y hueso”, resumió el presidente de Warner, Alan Horn.
El descanso llevará a Daniel Radcliffe, 13 años, y Emma Watson, 12, a un colegio de verdad cansados de dos años de recibir su enseñanza mediante tutores en el rodaje.
El retraso les separará aún más de sus personajes como Harry, Hermione o Ron (Rupert Grint, 14 años) en un momento en su evolución física en la que el cambio de voz o la aparición de vello facial cambiaría por completo la imagen juvenil de la que se han enamorado sus espectadores.
Chris Columbus, director de las dos primeras entregas, no ha podido hacer nada para acelerar el rodaje de la tercera al ser el primero en abandonar el barco.
“Tenía la idea ingenua y loca de que dirigiría los siete filmes pero me he dado cuenta que no hubiera podido ni intentarlo con el tercero”, reconoció.
La varita mágica está ahora en manos de Alfonso Cuarón, director mexicano que se encargará de una producción valorada en unos 140 millones de dólares y cuya única experiencia en el mundo del cine infantil es The Little Princess.
Puede ser un cambio de estilo que asuste a la audiencia, por no decir a los inversores, aunque los segundos parecen más confiados en el poder de Potter de superar todos los obstáculos, como hace en la novela.
Quizá se trate de una seguridad derivada del hecho de que hasta la fecha Harry Potter y la Piedra Filosofal ha generado 1,500 millones de dólares de ingresos para los estudios Warner, 969 de ellos procedentes del éxito de la película en todo el mundo.