Reuters
WASHINGTON EU.- La policía estadounidense arrestó ayer a un hombre acusado de mentir sobre el último ataque del francotirador en el área de Washington, algo que refleja los problemas que tienen los investigadores para atrapar al asesino.
La policía dijo que Matthew Dowdy, de 37 años, les dio un testimonio falso del último caso, ocurrido el lunes, cuando una mujer de 47 años murió de un tiro afuera de una tienda de artículos para reparaciones del hogar, la novena víctima fatal del francotirador en menos de dos semanas.
Dowdy reportó haber visto a un hombre con un rifle escapando en una camioneta de color beige desde la tienda ubicada en la localidad de Falls Church, en el estado de Virginia, a tan sólo 10 kilómetros de la Casa Blanca.
El jefe de policía del Condado Montgomery, Charles Moose, dijo que la intención de Dowdy podría haber sido buscar una parte de la recompensa de 500.000 dólares que ofrecieron las autoridades en su intento por atrapar al desconocido francotirador.
“Hay mecanismos de control que evitarán que las personas que mientan e inventen cosas sean recompensadas”, dijo Moose, quien está a cargo del grupo que investigada los ataques.
Previamente, nadie reportó haber visto al francotirador, que también hirió a otras dos personas desde que comenzó con sus ataques el 2 de octubre. Cada una de sus víctimas recibió un solo disparo mientras desarrollaba tareas rutinarias en lugares públicos.
En principio se pensaba que el testimonio de Dowdy parecía que sería de gran ayuda para los investigadores que se esfuerzan para resolver el caso ante una evidente falta de pistas.
Dowdy fue acusado de dar “falso testimonio bajo su propia voluntad y conocimiento ante un oficial de las fuerzas del orden” y podría ser condenado a pasar hasta seis meses en prisión, dijo a Reuters el sargento de la policía del condado de Fairfax Jeffrey Gossett.
Especialistas en criminología dijeron que existía el riesgo de que la investigación se estancara.
James Austin, un profesor de Derecho de la Universidad George Washington, dijo que si el francotirador dejaba de atacar posiblemente nunca sería atrapado.
“En estos momentos prácticamente depende de él”, dijo Austin.
Habitualmente “estos tipos son atrapados porque hacen algo estúpido o equivocado que los deja en una situación en la cual pueden ser identificados. No hay mucho que puedan hacer las autoridades si él no hace algo primero”.
Mientras el francotirador anda suelto, tareas rutinarias como cargar el automóvil de gasolina, hacer compras o cortar el césped se han convertido en algo traumático para muchos.
Temiendo más ataques, en la ciudad y sus alrededores se han cancelado un concierto de música latinoamericana, una exhibición de autos antiguos, un festival de arte y las ligas de fútbol infantil.