Se dice que la perfección no le es dable al ser humano pues sólo la condición Divina puede poseerla; caray, pues qué cerca se encuentra de esa divinidad Ana Gabriela Guevara, porque para ganar nueve pruebas seguidas, mantenerse en un estado de permanente concentración y además, lejos de su tierra; mejorar tiempos, técnica y mecánica de la carrera y "arrancarle la cabeza" a cuanta competidora se le pone enfrente, la mera verdad, se requiere ser casi perfecta.
Además, se dio tiempo para echarle una manita al equipo representativo del Continente Americano y ganar los relevos de 4x400 metros y volver a treparse al podio en el escalón más alto, pues ya parece que Ana nada conoce que no sea el oro.
Los triunfos de Ana Gabriela la sitúan como la más importante atleta moderna y es sin duda, la mujer más exitosa en la historia del deporte mexicano. Sin embargo, creo necesario poner en perspectiva los logros de Guevara como mujer, digo, para no pasarnos de lanza.
Ana no representa a la mujer mexicana, se representa a ella misma. Y no lo hace, pues nadie olvida al ejército de valerosas mujeres, madres solteras, viudas, amas de casa, niñas madres, que se parten la ídem en busca del sustento y que en muchos casos son el único sostén familiar; pero no son deportistas.
La sonorense tendrá que escribir su propia historia femenina pero hasta ahora, lo ha hecho brillantemente.
Tampoco es reflejo de la realidad deportiva de este país pues es un hecho que prácticamente surgió solita y en ese raro esquema donde al atleta no se le apoya sino se le premia, pues es necesario ganar algo importante para acceder a las becas y estímulos económicos, Anita es un garbanzo de a libra.
Con todo esto, creo que la mayor virtud de Gaby es la sencillez y lo bien que tiene plantados los pies en el suelo. Ella sabe que depende, fundamentalmente, del entrenamiento y la disciplina para triunfar; sabe también que sus principales rivales son la pista y el cronómetro y me encantó que dijera que no le teme al regreso de Cathy Freeman, pues ella tendrá que hacer lo suyo.
Qué padre que una deportista mexicana haya acabado con las "derrotas honrosas", con el "perder aprendiendo" y con el "ya merito"; qué bueno que está consciente que puede caer y tendrá que levantarse, y qué a todo dar que en su especialidad no haya pretextos de lluvia, público hostil o robo del árbitro.
Así de bonito es cuando eres la mejor.
Enhorabuena, Ana Gabriela I.
El fiasco de la semana, además del plebiscito convocado por el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, fue el Cruz Azul.
¡Qué pena ver a ese equipo de tradición arrastrar la cobija celeste el sábado ante Morelia! Simplemente nadie sabe a qué juega y los jugadores no se entienden entre sí y menos a José Luis Trejo.
Para acabarla de amolar, se vistieron de cavernarios poniéndose a repartir patadas y agresiones, buscando con ello culpar al árbitro de su inoperancia.
Cruz Azul es una máquina... pero de coser.
Otro fiasco fue el cuadro dirigido por Javier Aguirre en su visita al Santiago Bernabeu; el Real Madrid les demostró, sin más, que existen las clases sociales. Cuatro tiros le dio y si no les metió más fue porque no quiso pero puso de manifiesto la superioridad existente y la pobreza del plantel de Pamplona.
Mucho tendrá que trabajar el "Vasco" ya no para otra cosa que conservar al equipo en Primera División.