Monterrey, N.L.- Por dos horas Monterrey fue la capital de Argentina. Fito Páez llegó con Rey Sol bajo el brazo para emocionar a cerca de 2 mil regiomontanos que se dieron cita la noche del jueves en el Teatro de la Ciudad.
No hubo escenografía, ni gran despliegue técnico, solamente música para disfrutar. El compositor nacido en la provincia de Rosario se presentó por el simple placer de hacerlo, por el simple placer de cantar rodeado de amigos.
Acompañado por cuatro músicos, Fito hizo un recorrido por toda su discografía, deteniéndose en aquellas canciones que son ya un clásico del rock en español.
Cuando el reloj marcó las 21:00 horas fue dada la tercera llamada. La audiencia sentada vio cómo lentamente se abría el telón y comenzaban a escucharse los primeros riffs de El Diablo de Tu Corazón, tema que abre su nuevo disco.
La respuesta fue inmediata, sentado al piano el rosarino cantaba las líneas donde hay una clara referencia a la crisis económica que enfrenta actualmente su país.
“Porque aquí y en todas partes hay pibes en el balcón, pibes en un cajón y hay mucha rabia suelta y angustia y mucha, mucha, desesperación”
En la parte alta del teatro destacaba una bandera Argentina, además que muchos asistentes portaban orgullosos la camisa de Diego Armando Maradona.
Sobre el escenario únicamente sobresalía la figura de Fito y sus músicos, un sencillo juego de luces y en el piano las notas de Cadáver Exquisito y el Chico de la Tapa.
Contrario a la escenografía tradicional de un concierto de rock, en esta ocasión no había chicos de pelo largo y camisas negras; sobresalía la presencia de parejas de enamorados que cantaban a dúo con Fito, quienes aprovechaban los puentes musicales para intercambiar besos.
En esta ocasión el músico argentino presentó nuevos arreglos a sus melodías, los cuales tenían su base en el jazz.
El primer momento emotivo de la noche llegó con el tema 11 y 6, donde antes de llegar al coro Fito Páez abandonó su piano y el micrófono, dejando la responsabilidad de vocalista a 2 mil personas que emocionados cantaron:
“Miren todos, ellos solos, pueden más que el amor y son más fuertes que el mundo. Se escondieron en el centro y en el baño de un bar sellaron todo, todo, con un beso”.
La entrega a Fito era total y sin reserva, llegando incluso a parecer en ocasiones la celebración de un culto religioso donde el esposo de la actriz Cecilia Roth era el ministro.
A partir de ese momento ya no hubo respiro, la banda ejecutó con maestría Tumbas de la Gloria, el delgado compositor dejó su piano para montarse la guitarra y anunciar el arribo del Circo Beat.
Tras la euforia llega la nostalgia, acompañado sólo por el piano, Fito canta: “Quién dijo que todo está perdido, yo vengo a ofrecer mi corazón”, el che entona el último verso a capela y sin ayuda del micrófono.
Después de 90 minutos de música y de cruzar Al otro lado del camino, la banda toca con furia Ciudad de Pobres Corazones. Tema donde Fito recuerda el asesinato de su abuela y tía, del cual fue testigo, en tiempos de la dictadura Argentina.
Un adiós y el clásico grito por parte de la gente: “Fito no se va, no se va”. La banda regresa al escenario y llega Dar es Dar, para entonces la audiencia ya estaba de pie, cantando, gritando, bailando, creyendo en un mundo mejor: “Al fin y al cabo todo es cuestión de Actitud”.
Por fin el tema más esperado, Mariposa Teknicolor.... “todo gira y gira, todos bajo el sol se proyecta la vida”, el colofón perfecto. Al final, rosas para el músico que sólo alcanzó a decir ante la euforia: “Chao Monterrey”.