Cuando termine me iré al rancho a descansar. Eso dijo el presidente Vicente Fox en su reciente gira por países de Europa. Ello a propósito de las declaraciones anteriores del mandatario acerca de la reelección de presidentes municipales y legisladores, lo que desató una ola de mordaces comentarios aquí en nuestro país, donde se especuló que las verdaderas intenciones de Fox eran la de prepararse un segundo período en la residencia de Los Pinos. Más tarde Fox diría que estaba a favor de que una mujer pudiera ocupar su sitio en la silla presidencial. Gente mal pensada creyó a pie juntillas que le estaba “desbrozando la acequia” a una persona en especial. No hay tal, aquí diremos porqué.
Pero, suponiendo sin conceder, que efectivamente el Presidente, aprovechando los vientos democráticos que actualmente soplan en el país buscara su reelección, nos llevaría a plantearnos la pregunta: ¿por qué no podría hacerlo? Indudablemente sería necesario cambiar el marco legal que establece un período de seis años. Fuera de eso no vemos la razón por la cual el Presidente no pudiera aspirar a una segunda oportunidad. Si la memoria no nos engaña, encontramos que Su Alteza Serenísima, Don Antonio López de Santa Anna, ocupó el cargo once veces. Para ello encabezó una revolución contra Agustín de Iturbide quien se había proclamado Emperador. El benemérito Benito Juárez fue elegido dos veces. Porfirio Díaz ocupó la Presidencia de la República en varias ocasiones hasta que el apóstol Francisco I. Madero, a la cabeza de un movimiento rebelde, lo hizo abandonar el país.
Después de ser asesinado Madero, al paso del tiempo surgió Álvaro Obregón que sucedió en el cargo a Venustiano Carranza. Obregón fue reelegido Presidente de la República en 1928 y aun no tomaba el cargo por segunda ocasión cuando recibió una bala en la cabeza que se lo impidió. A partir de entonces ninguno de los presidentes que han sido se ha atrevido a repetir en el cargo, aunque no dejó de haber amagos. A principios de los cincuentas, los “amigochos” de Miguel Alemán le murmuraron al oído tal posibilidad y el inefable Luis Echeverría Álvarez por poco se deja seducir por el canto de las sirenas. Hubo algunos más que de seguro lo pensaron, sin que llegaran a exteriorizar sus ambiciones. Lo anterior ha ido creando una especie de tradición que “prohíbe” que los presidentes piensen seriamente en participar de nuevo en una elección para repetir en el cargo.
No se ha preocupado el presidente Fox en crear las condiciones que le permitan volver a figurar como candidato. Más bien pareciera todo lo contrario. Sigue en su inveterada afición de salir al extranjero sin más objeto aparente que el de realizar una gira turística cuyos resultados resultan ser, en la mayoría de los casos, si no es que en todos, muy cuestionables. Desde allá acostumbra a arrojar dardos incendiarios contra sus detractores, poniendo en un predicamento a sus asesores políticos. No se si postulándose de nuevo como candidato conseguiría la misma aceptación que obtuvo antes. Seguro que no. El país y el partido político que lo apoyaron se han visto emproblemados con el estilo “sui sui” de gobernar del guanajuatense. Lo de Martha Sahagún ni que decir. Parece una broma de mal gusto.