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Gritos ahogados/Del tintero

Fidencio Trwevño Maldonado

-¿Y ahora, por qué esos lentes...?

—Es que me pegué con la puerta-...esta es la contestación de las miles de mujeres golpeadas y maltratadas en México, agregándole el “me resbalé”, “pisé mal”, “estaba la luz apagada y me golpeé con una escoba”, “es sólo un rasguño”, “me quemé en la estufa” y los argumentos se pierden en los miles de pretextos que bajo amenazas y el sometimiento, millones de mujeres y niños viven en eterno temor. Nuestros representantes a cualquier nivel desde los H. H. Legisladores y el Poder Judicial, incluyendo nuestros gobernantes en turno, son menos que LETRA MUERTA ante estos actos de barbarie en contra de los más desprotegidos, como son los niños y las mujeres.

En pleno siglo XX1, el hombre regresa a la noche de los tiempos y se descuelga de las ramas. Un pobre y miserable macho que por instinto más que por su razonamiento aún tiene vestigios del homo erectus y se transforma en el nuevo Atila y sin remordimiento alguno sigue cercenado hogares y destruyendo vidas. Los foros y conferencias entre mujeres para celebrar el día (lunes 23 de Noviembre) de la no violencia contra los desprotegidos, niños, ancianos y mujeres o simplemente llamada “Violencia Intrafamiliar”, sin duda fue un éxito, estas conferencias celebradas entre glamorosos y vaporosos ropajes de “marca” que las integrantes de dichos eventos lucieron ¿y las mujeres sometidas, golpeadas y violadas ese día qué festejaron? ¿y qué está más allá de esos foros y conferencias?, están millones de mujeres mutiladas, apuñaladas, quemadas, lapidadas, apaleadas, violadas y lo peor, una ley y justicia sorda, muda y ciega, símbolo que sólo se sabe quitar la venda de los ojos para ver cuántos ceros tiene el billete que se le ofrece, para soltar la espada y agarrar el dinero manchado; en esta brutal insolencia.

Las diferentes dependencias que saben los manejes de esta violencia contra la familia alegan y dicen, que en muchos de los casos, las mismas mujeres afectadas otorgan el perdón a su pareja o marido, inclusive al padre o padrastro que golpeó o violó su hija. Tal vez y sin duda la mujer lo hace, porque sabe que el castigo que le impondrán de nada servirá y al salir después de una semana en la cárcel o de pagar una irrisoria multa, la venganza del “macho” será peor, entonces es mejor otorgar el perdón y seguir en el oscuro e intrínseco mundo de la tortura.

Es verdad que son escalofriantes las cifras de mujeres y niños golpeados y asusta la forma tan maquiavélica con la saña que esto se lleva a cabo y también es una vergüenza que nuestros ínclitos e insobornables Agentes del Ministerio Publico y los preclaros H. Honorables Jueces se pierdan entre millones de kilos de basura burocrática al aplicar la ley o justicia sobre estos gamberros abusadores. Y si de algo ya está el pueblo harto, es de que cada día se inventan comisiones grupos y siglas en pos de ayudar a algo que sí tiene remedio, si las autoridades se lo proponen (sueño o pesadilla guajira). Sin embargo en lo que nadie nos gana, es en celebrar foros, proponer días, dar cifras, estadísticas, expertos en el tema, conferencistas y hasta presentar por ahí un libro y ofrecer recetas domésticas en contra de esta plaga. Ahora por el otro lado esperar algo de nuestros legisladores sobre penas más severas a estos truhanes abusadores, es como querer que un muerto devuelva las lavativas o esperar a que le salgan dientes a las gallinas.

La situación es grave y a la voz de YA HOY se debe detener esta masacre, ese delito silencioso, de gritos ahogados que se pierden en la conciencia de los más débiles, si queremos un México limpio de esta plaga, las penas deben ser punibles y ejemplares. Existen demasiados“machos” y en muchos de ellos es porque saben que más tardan en caer al “bote”, que salir libres, tres días en el tambo o una “multa administrativa” de ocho o diez salarios mínimos y a seguir golpeando a su pareja. Este delito crece día a día y no sólo en nuestro país, sino a nivel mundial y se da en todos los status sociales.

Lo grave es que son pocos los que se denuncian, unas mujeres por temor a su verdugo y otras porque saben que la justicia en nuestro país es un estereotipo único y siempre parece estar transolada y vivir en una densa neblina, donde la burocracia y la pachorra sentó sus reales posaderas. Señores del Ministerio Público y Jueces, cuando ante ustedes acuda una indefensa niña, mujer o anciana con el rostro desfigurado, con los dientes hechos trizas o los ojos color violeta, eso es sólo lo que a simple vista se puede observar, el dolor, ese dolor mudo y los millones de gritos ahogados los llevan dentro y en muchas veces lo más doloroso es ocurrir ante las autoridades y ver la brutal y despiadada insolencia con lo que las víctimas son tratadas.

Otra más a mis tres tristes lectores según estudiosos sobre el tema, en su mayoría los “machos golpeadores” son homosexuales reprimidos. Correo.e-linga__1031@hotmail.com

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