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Guerra imposible

Sergio Sarmiento

“Aun los vencedores son derrotados por sus victorias”.

John Dryde

México está ganando la lucha contra el narcotráfico. O por lo menos esto es lo que sugieren las cifras oficiales. Sin embargo, cuando se estudia la información disponible con mayor detenimiento, la victoria parece desvanecerse en derrota.

Al presentar el Programa Nacional para el Control de Drogas, este pasado 4 de noviembre, el propio presidente de la república, Vicente Fox, dijo que en lo que va del actual gobierno “se han asegurado 40 toneladas de cocaína, más 2,500 de marihuana, 500 kilogramos de heroína”. Añadió que “se destruyeron más de 1,270 millones de dosis y se evitó que llegaran a manos de narcotraficantes 4,800 millones de dólares”.

“Hoy —afirmó el Presidente— las estructuras delictivas de los Carrillo Fuentes, de los Arellano Félix y de Osiel Cárdenas están desarticuladas. Hemos golpeado con decisión los cárteles de Tijuana, de Ciudad Juárez y del Golfo, lo mismo que las bandas de Alcides Magaña y del área de Tepito.”

“Ya están tras las rejas —festejó Fox— más de 15,000 personas que han sido acusadas por delitos contra la salud y 40 grandes capos. Esto representa 25 personas por día que son detenidas y llevadas a la cárcel que directamente tienen que ver con la droga.”

Las cifras parecen impresionantes, si bien el Presidente omitió contrastarlas con las registradas en años anteriores, lo que hubiera permitido entender realmente su dimensión. De cualquier manera, la información disponible sugiere que el equipo que encabeza el procurador general Rafael Macedo de la Concha ha tenido efectivamente un éxito inusitado en el combate al narco en comparación con regímenes anteriores.

Pero hay ciertos datos surgidos de otras fuentes que resultan cuando menos paradójicos. Por ejemplo, el precio de la droga en el mercado de Estados Unidos está bajando. Esto sugiere que la oferta, en lugar de disminuir, está aumentando. El flujo de narcóticos a través de nuestro territorio parece estar al alza. La detención de 40 grandes capos no parece haber ayudado en nada para impedirlo. No tarda más un capo en ser detenido que en surgir varios suplentes que llenan de inmediato los huecos del mercado. Las estadísticas disponibles señalan que en México, a pesar de todo el esfuerzo policiaco, el consumo de droga se está elevando. Y la ligera disminución que ha habido en el consumo en Estados Unidos no es producto de la acción policiaca que secaría los mercados, sino del simple envejecimiento promedio de la población.

Claro que la detención en México de 15,000 personas en menos de dos años de gobierno parecería un gran triunfo. Pero no pensemos que se trata mayoritariamente de narcotraficantes. Muchos son jóvenes de escasos recursos sorprendidos con pequeñas cantidades de droga para uso personal que no tuvieron el dinero para cohechar a la policía. Estos jóvenes saldrán de las cárceles convertidos en mayores usuarios de droga y en criminales.

¿Estamos o no ganando la lucha contra el narcotráfico? Todo depende de cómo midamos el triunfo. Si lo que queremos es meter a mucha gente en la cárcel e incautar grandes cantidades de droga, vamos sin duda por buen camino. Pero si el propósito es lograr que un menor número de personas utilicen drogas, nuestra derrota es contundente.

Quizá nos equivocamos radicalmente de estrategia para el logro de un triunfo real. Yo soy el primero en no querer que un hijo mío utilice drogas. La mejor manera en que puedo evitarlo es darle una buena educación, que le enseñe los efectos que puede tener la droga en su organismo, porque será imposible tenerlo toda la vida bajo vigilancia. Pero en caso de que un hijo mío llegara a utilizar una droga, no me parecería que, para “protegerlo de sí mismo”, hubiese que meterlo 10 años en la cárcel. Todos sabemos que es más fácil conseguir droga en las cárceles que en las calles. Todos sabemos que un joven en una cárcel, lejos de rehabilitarse, se preparará para cometer crímenes realmente serios.

Los gobiernos del mundo han cometido un error fundamental en su guerra contra el narco. Han pensado que su triunfo puede medirse por las toneladas de droga incautadas o por el número de personas encarceladas. Estas metas equivocadas los han engañado sobre el resultado de su esfuerzo. Han pensado que están ganando la guerra, cuando en realidad la están perdiendo de manera contundente.

Ataques preventivos

El presidente ruso señaló ayer que su país se reserva el derecho de llevar a cabo ataques preventivos en contra de países que ayuden al terrorismo. Vladimir Putin asume así como suya la doctrina Bush. Pero si esta filosofía continúa expandiéndose, pronto veremos el estallamiento de innumerables guerras por acciones preventivas contra el terrorismo.

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