Los Ángeles, E.U.- Unos meses después de los atentados del 11 de septiembre, cuando Hollywood todavía se movía con cautela entre el dolor y un paulatino retorno a la alegría, la esperanza y la fantasía del celuloide, la entrega de los premios Oscar produjo la primera sensación del año: dos actores negros se llevaron las estatuillas tantas veces acusadas de cierto racismo.
Halle Berry se convirtió en la primera actriz negra que ganó el premio en la historia, aunque no todo fueron rosas para ella: poco después surgieron rumores de infidelidad de parte de su esposo, el músico Eric Benet, quien según admitió la actriz debió someterse este año a varios tratamientos por su adicción al sexo. Con todo, Berry disfruta un exitoso fin de año, como la “chica Bond” de la nueva entrega de la saga del agente 007, Muere Otro Día.
Por su parte, tras varias nominaciones, Denzel Washington consiguió por fin un Oscar, en un año en el que además hizo su debut como director, en Antwone Fisher.
Nuevos directores
También debutaron en 2002 como directores otros actores, entre ellos George Clooney (Confessions of a Dangerous Mind) y Nicolas Cage (Sonny). Este último ocupó no sólo los titulares de la prensa de espectáculos por sus méritos artísticos, sino también por sus vaivenes sentimentales: comenzó a noviar con Lisa Marie Presley, se peleó, se reconcilió, se casó y pocos meses más tarde se separó.
Mejor suerte parecen haber tenido Julia Roberts, hasta ahora felizmente casada con el camarógrafo Danny Moder, Richard Gere, quien contrajo matrimonio con su novia Carey Lowell, la británica Kate Winslet, que tras separarse del camarógrafo Jim Threapleton comenzó un romance con el premiado director de Belleza Americana, Sam Mendes, con el cual ya tiene fecha de casamiento para 2003, y Jennifer López, quien tras separarse a mediados de año de su segundo esposo, el bailarín Cris Judd, se comprometió hace poco con el ganador del Oscar Ben Affleck.
Latinas a la orden
López se afianzó en 2002 como la mayor diva latina de la Meca del cine estadounidense en la actualidad, con el reciente estreno de Maid in Manhattan, su nuevo disco, This Is Me... Then, la inauguración de un restaurante y el lanzamiento del perfume Glow by J.Lo.
Otra latina en Hollywood volvió al primer plano hace pocos días: la mexicana Salma Hayek, con su producción Frida, que fue bien recibida en Estados Unidos.
Como viene siendo la tendencia, la recesión y las cada vez mayores inversiones que insumen realizar y comercializar una película que garantice -o casi- una buena taquilla llevaron a los grandes estudios de Hollywood a apostar por la fórmula de las secuelas de éxitos ya probados. Por ejemplo, Hombres de Negro II, Analyze That o Dragon Rojo, la “precuela” (secuela que se sitúa en un período anterior al original) de El Silencio de los Inocentes.
Aprovechando
las secuelas
Este es también un año de varias “secuelas tanque”: la saga de La Guerra de las Galaxias tuvo su continuación con El Ataque de los Clones, y también llegó a los cines la segunda parte de la trilogía El Señor de los Anillos, titulada Las Dos Torres.
Y, a propósito de segundas partes, los niños estuvieron de parabienes: el aprendiz de mago más famoso del mundo regresó a la pantalla grande con Harry Potter y La Cámara Secreta. Mientras tanto, 20 años más tarde se repuso en los cines una versión algo renovada de E.T. El Extraterrestre, de Steven Spielberg. También para los más chicos, varias fueron las cintas que trasladaron héroes de la televisión o las historietas al celuloide, como El Hombre Araña -con Tobey Maguire-, Scooby Doo y Las Chicas Superpoderosas.
No faltaron las reuniones de “pesos pesados” de Hollywood: Sam Mendes convocó a Tom Hanks y Paul Newman para la elogiada Camino a la Perdición, Steven Soberbergh apostó a George Clooney en la recién estrenada Solaris, Spielberg unió fuerzas con Tom Cruise en tanto este director como Martin Scorsese decidieron que sobre el final de 2002 vuelva a hablarse de Leonardo DiCaprio quizá tanto como en los tiempos de Titanic: Leo aparecerá este fin de semana a las órdenes de Scorsese en la muy demorada Gangs of New York, para cinco días más tarde estrenar Catch Me if You Can, de la mano de Spielberg y compartiendo cartel con Hanks.
La sorpresa taquillera
Sin embargo, la sensación taquillera del año fue la pequeña película independiente Casarse está en Griego, que con una inversión de apenas cinco millones de dólares lleva recaudados más de 200 millones sólo en el mercado doméstico.
Cantantes en celuloide
En un nuevo intento, Madonna volvió a demostrar que, según los críticos, le convendría seguir dedicándose a la música: su labor en la remake de Swept Away, a las órdenes de su marido, el director británico Guy Ritchie, recibió las peores sentencias por parte de los especialistas, que insisten en que a pesar de su talento en otros campos, la reina del pop carece del carisma necesario para actuar.
Tampoco convenció el debut de la “princesa del pop”, Britney Spears, cuyo muy anunciado debut en cine, Croassroads, pasó sin pena ni gloria. Mejor suerte con la crítica tuvo otro músico, el rapero Eminem, quien acaba de dar el gran salto como protagonista del film basado en su propia historia 8 Mile, ganándose buenos comentarios de la prensa.
Las malas noticias
Entre las muertes de Hollywood se cuentan este año las del célebre director Billy Wilder y el veterano actor James Coburn.
En un año en el que poco y nada se supo del “rebelde” Robert Downey Jr. y su adicción a la droga, fue Winona Ryder la que pasó de las páginas de espectáculos a las de policiales, con su mentada condena por robo en una tienda de Beverly Hills.