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Iglesia Católica mantiene credibilidad

Reuters

BUENOS AIRES, ARGENTINA.- Cuando en menos de un mes dos sacerdotes argentinos fueron acusados de presunto abuso sexual muchos creyeron que a la Iglesia le había llegado la hora de ir al confesionario pero, pese a los escándalos, la institución sigue siendo una de las más creíbles del país.

La detención en octubre del sacerdote Julio César Grassi por supuestamente haber abusado de un grupo de menores que vivían en el hogar para niños de la calle que él dirigía, conmocionó a los argentinos, en un país en el que el 92 por ciento de los 36 millones de habitantes profesa el catolicismo.

Un mes antes, el ex arzobispo Edgardo Storni renunció entre acusaciones de haber abusado de seminaristas, hecho que está siendo investigado por la justicia.

Los casos de presunto abuso en Argentina se suman a los de otros países como Estados Unidos, Canadá, México y Chile, donde varios religiosos fueron denunciados, lo que llevó al Papa Juan Pablo II a condenar esas prácticas y a abrir una investigación.

La Iglesia Católica en Argentina tiene importantes vínculos con los sectores de poder y el "Padre Grassi" no fue la excepción, dado que su fundación recibió subsidios millonarios del ex presidente Carlos Menem.

El caso de Grassi tiene una amplia cobertura en los medios de comunicación y algunos programas cómicos hasta han realizado bromas sobre las sospechas que pesan sobre el sacerdote.

En un programa de noticias del espectáculo, un hombre disfrazado de sacerdote invitaba al resto de los miembros del programa a sentarse en su regazo, lo que provocó duras críticas del hermano de Grassi.

La respuesta de la Iglesia argentina no se hizo esperar y denunció una campaña para desacreditar a toda la institución.

"Puede ser que el lado oculto de esta campaña sea la voluntad de que la Iglesia pierda la confiabilidad que le reconoce la sociedad", advirtió la Conferencia Episcopal, la máxima autoridad eclesiástica del país, en un comunicado.

Los obispos se mostraron "asombrados por la cantidad de ataques" aunque aclararon que la Iglesia "está constituida por hombres y por tanto sujeta a la tentación del pecado".

Hasta el momento las denuncias contra los sacerdotes no hicieron sombra sobre la Iglesia, que aparece como la institución más respetada del país con una imagen positiva del 42 por ciento, según un sondeo de la consultora Nueva Mayoría.

Sin embargo, esa cifra debe explicarse en un contexto en el que la mayoría de las instituciones no cuenta con la aprobación de la población, dado que los políticos son acusados de haber hundido al país en la peor crisis de su historia y la policía también enfrenta decenas de denuncias por maltrato y negligencia en medio de una ola de robos y secuestros.

Casos

Grassi era un asiduo asistente a distintos programas de televisión, a tal punto que horas después de conocerse las acusaciones y cuando pesaba sobre él un pedido de captura, fue a defenderse a un canal de televisión y se entregó a la justicia acompañado por las cámaras.

"Yo le adjudico credibilidad al tema (de las acusaciones a) Grassi porque cuando estaba escribiendo el libro los rumores eran muchísimos", dijo la periodista Olga Wornat, autora del libro "Nuestra Santa Madre" en el que desnudó una serie de oscuros negocios que involucran a miembros de la Iglesia.

El caso Storni tiene una historia particular. Pese a que en 1994 el Vaticano desestimó las acusaciones contra Storni, el 1 de octubre el Papa Juan Pablo II aceptó su dimisión al considerar que existían "razones serias" que le impedían cumplir con sus compromisos religiosos.

Nunca antes un sacerdote había renunciado por acusaciones de ese tipo y antes del caso Storni no hubo denuncias que hubieran llevado a la detención de algún cura.

Quizá por eso buena parte de los argentinos aún se niega a creer las denuncias. En un sondeo realizado en televisión mediante llamados del público, el 60 por ciento respaldó al padre Grassi.

"Creo que en el caso Grassi hay muchos intereses económicos.

En la Iglesia hay seres humanos buenos y malos como en todos lados y la verdad la tiene sólo el padre Grassi", afirmó Gabriel, un empleado de 36 años que dijo ser católico pero no practicar la religión.

Pero pese a su buena ubicación en los sondeos, la Iglesia aún no logra quitarse de encima las críticas por su silencio durante la última dictadura militar entre 1976 y 1983 que dejó según denuncias entre 15,000 y 30,000 desparecidos.

Apunten al celibato

Los dos escándalos abrieron un debate acerca de la responsabilidad del celibato en los presuntos casos de abuso sexual.

Para Wornat, las relaciones homosexuales de los sacerdotes "son una práctica bastante más común de lo que uno se imagina.

Como tienen el celibato, se generan estas cosas porque todo lo sexual es visto como una prohibición".

En cambio, el sacerdote Luis Farinello, reconocido por realizar un vasto trabajo social en barrios pobres y que lidera un partido político de centroizquierda, opinó que el celibato no influye en el abuso de menores, pero abogó al mismo tiempo por un "celibato optativo".

"No hay porqué atarlo (al celibato) al sacerdocio, el que quiera ser célibe que lo sea, pero si alguien quiere formar una familia tenemos que darle libertad, que sea optativo", agregó Farinello, que es sacerdote desde hace 38 años.

"Seguramente habrá que revisar algunas cosas como el papel de la mujer en la Iglesia, la formación sexual de los sacerdotes", sostuvo.

Según Farinello, la Iglesia argentina está dividida en torno al tema, con grupos más conservadores que defienden el celibato y corrientes más modernas que proponen su revisión.

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