Hong Kong, China.- Después de expulsar a 4,000 inmigrantes ilegales este año, Hong Kong, uno de los territorios más avanzados de Asia, estudia imponer duras medidas fiscales a las trabajadoras extranjeras del servicio doméstico para instarles a que se vayan.
En Hong Kong trabajan cerca de 250,000 mujeres dedicadas al servicio doméstico, procedentes, en su mayoría, de las naciones más pobres del Sudeste Asiático, para quienes su único objetivo es enviar un puñado de dólares a los familiares que dejaron en sus países de origen.
En un intento de “crear puestos de trabajo para las trabajadoras locales”, el Gobierno ha propuesto cobrar a estas empleadas extranjeras un impuesto que les restaría cerca del 15 por ciento de su ya de por sí escaso sueldo.
Las autoridades alegan que, al igual que la reciente expulsión de los miles de indocumentados, esta medida es necesaria para sacar a flote la economía del pequeño territorio, que el mes pasado registró un histórico índice de desempleo del 7.8 por ciento.
Además, Hong Kong, uno de los centros financieros más importantes del planeta, atraviesa su segunda recesión en cuatro años y recientemente el Gobierno anunció un déficit superior a los 5,000 millones de dólares.
Aunque la propuesta todavía no se ha puesto en marcha, el Ejecutivo del territorio tiene la esperanza de que esta carga económica suplementaria para las trabajadoras extranjeras les obligue a regresar a sus países de origen.
La Administración argumenta que la medida es “parte del intento de resolver el problema del desempleo y crear puestos de trabajo para las empleadas del hogar locales”, indicó el portavoz del Departamento de Trabajo honkonguense, Ricky Chan.
Sin embargo, numerosas organizaciones humanitarias han rechazado las explicaciones oficiales y han tachado de “xenófoba” y “discriminatoria” la medida, que además ha despertado el temor a que sea sólo el principio de una campaña de presión contra todos los inmigrantes, legales o ilegales.
“El Gobierno está enviando el mensaje equivocado”, dijo el portavoz de la Coalición para los Derechos de Inmigrantes, Rex Varona.
, y está atacando los derechos del gremio aprovechando que no existe ningún tipo de protección”, afirmó el portavoz de la Coalición para los Derechos de los Inmigrantes, Rex Varona.
La realidad es que muchas de las empleadas extranjeras cobran a menudo la mitad del sueldo mínimo, establecido en 471 dólares en uno de los territorios más caros del planeta, y con esta cantidad deben cumplir sus compromisos económicos con las agencias que les buscaron el empleo.
Además, la mayoría están desprotegidas desde el punto de vista legal y expuestas al abuso de sus patrones, que no son denunciados por el temor a los despidos y, por consiguiente, a la pérdida de los visados de permanencia.
“No tenemos elección”, comentó Catherine Andrada, una empleada doméstica filipina, quien aseguró que “si el Gobierno decide cobrar un impuesto, tendremos que asumirlo, porque necesitamos trabajar aquí”.
En la Región Administrativa Especial de Hong Kong, un territorio de cerca de 1,000 kilómetros cuadrados y con casi siete millones de habitantes, trabajan miles de extranjeros, muchos de ellos procedentes de la China continental.
Esta controvertida propuesta del Gobierno de Hong Kong no hace sino agravar la creciente crisis humanitaria que azota el Sudeste Asiático, después de que cientos de miles de trabajadores indocumentados fueran expulsados en las últimas semanas de Malasia.
Al igual que Hong Kong y a través de estrictas medidas legales, el Gobierno de Kuala Lumpur pretende deshacerse de miles de inmigrantes para impulsar el empleo interno y sacar adelante una economía que ha sido, hasta ahora, una de las más desarrolladas de la región.