Aunque algunos representantes de la Iniciativa Privada lo nieguen, otros sí reconocen que la tensión empieza a cobrar terreno en el proceso de negociación salarial que culminará el próximo 15 de enero en la entidad.
Por su parte el presidente de la Junta de Conciliación y Arbitraje confía que no habrá escenarios fatalistas, y la central obrera más poderosa en Durango, la CTM, se desentiende de lo que digan empresarios y autoridades laborales, al pretender imponer las reglas y condiciones del juego.
Es generalizada la postura de los patrones en el sentido que no se debe romper el diálogo; sin embargo, la gran mayoría reconoce que dos factores externos podrían enrarecer el proceso de negociación: a) La cercanía de las elecciones para Diputado Federal en 2003 y para Gobernador, presidentes municipales y diputados locales en 2004; y b) La imagen de fractura que ante la opinión pública han mostrado los miembros del Consejo Coordinador Empresarial, pues ahora se ubican claramente dos grupos antagónicos que buscan el poder del organismo.
Juan Ruiz Sura, presidente de la JLCyA, dice estar seguro que existe una línea divisoria entre la actividad política que desempeña la CTM dentro de su propio partido y la revisión salarial del 2003, así como también entre los conflictos internos del empresariado -los cuales dice no conocer- y las negociaciones para ajustar la mínima percepción el próximo año.
Por su lado los presidentes de ANIERM, Canaco, Asociación de Hoteles y Moteles, CIRT y CCE, Sergio Cassio Stenner, Eleazar Gamboa Silva, Martín Gamboa Silva, Salvador Mendívil Ayón y Oscar Muñoz García, respectivamente, coinciden que dentro del Consejo Coordinador podrán existir algunas diferencias pero a la hora de revisar el salario el factor de la unidad no será superado por esas fisuras.
El dirigente obrero José Ramírez Gamero no le da importancia a otros aspectos –al menos eso demuestra-, y es claro al resaltar: “No permitiremos que los patrones se amafien en sus cúpulas, tampoco que intervenga el gobierno, mucho menos que quieran negociar en base a las estimaciones de la inflación. Estaré revisando empresa por empresa y la que tenga me dará más, y con la que no suceda esto buscaremos otras alternativas para mejorar el ingreso de los trabajadores”.
Así, con el diálogo entumecido y la rapidez con que se diluye el tiempo, patrones, sindicatos y autoridades laborales se preparan para participar en una emisión más de la revisión salarial, eventualidad de cada 12 meses que en los últimos dos años ha sido causante de conflictos, huelgas, cierre temporal de empresas y relevo de funcionarios laborales.