Viena, Austria.- Las intenciones de Bagdad de cooperar con los inspectores de armas de la ONU fueron sometidas a prueba ayer, mientras Estados Unidos buscaba el respaldo internacional a una resolución que allanaría el camino para el uso de la fuerza militar contra Iraq.
Una delegación iraquí y los máximos representantes de los inspectores de armas de la ONU se encontraban reunidos en Viena para el último día de conversaciones sobre el regreso de los expertos a Iraq, en un intento por evitar un ataque militar de Estados Unidos y Gran Bretaña.
La medida en que Iraq convenza a los inspectores de que les dará acceso verdaderamente libre a potenciales emplazamientos de armas podría determinar el que los principales miembros del Consejo de Seguridad de la ONU respalden o no una resolución patrocinada por Estados Unidos amenazando con el uso de la fuerza.
El jefe de los inspectores de armas de la ONU, Hans Blix, dijo que se trabajaba intensamente para lograr un acuerdo sobre aspectos prácticos que allanen el camino a una nueva ronda de inspecciones, pero precisó que aún quedaba mucho trabajo por hacer.
Blix dijo a los periodistas ayer que las conversaciones de Viena pretendían evitar problemas logísticos una vez que se produzca el regreso de los inspectores.
“Es mejor mantener discusiones de forma detallada aquí que tenerlas cuando los inspectores lleguen a Bagdad. Las discusiones sobre el terreno no son deseables. Uno lo que más quiere es que todo salga bien”, dijo. “Y aún tenemos cosas que discutir”.
Un destacado diplomático próximo a las conversaciones indicó que esperaba que el equipo iraquí suministre información sobre sus instalaciones nucleares ayer como un gesto de buena voluntad.
Iraq no ha aportado esta información desde diciembre de 1998, cuando los inspectores de la ONU abandonaron Bagdad en víspera de un ataque aéreo de Estados Unidos y Gran Bretaña.
Las negociaciones se producen en medio de enérgicas declaraciones de George W. Bush, y del primer ministro británico, Tony Blair, quienes acusan al gobernante iraquí, Saddam Hussein, de almacenar armas de exterminio masivo.
Según un sondeo de opinión del periódico Guardian, de Gran Bretaña, el respaldo del pueblo británico a una guerra contra Iraq cayó cuatro puntos, a 33 por ciento en una semana.
Al mismo tiempo, el viceprimer ministro iraquí Tareq Aziz, tratando de obtener el respaldo de los vecinos de Iraq, dijo a los periodistas en una visita a Ankara: “Iraq cumple plenamente con las decisiones del Consejo del Seguridad de la ONU, e Iraq ayudará a los inspectores de la ONU.
Creo que las inspecciones mostrarán la realidad de que Iraq no tiene armas de exterminio masivo”.
Sin embargo, también dijo que Turquía “definitivamente no” seguirá siendo considerada amiga de Iraq si permite que sus bases sean usadas para un ataque.
Las conversaciones de Viena son la primera prueba para que Iraq demuestre su cooperación desde que Bagdad aceptara el 16 de septiembre el regreso incondicional de los inspectores bajo la amenaza de un ataque militar por parte de Estados Unidos.
En la ONU, Estados Unidos intensificó su cabildeo entre los 10 miembros rotativos del Consejo de Seguridad en busca de respaldo a una resolución que le permita atacar a Iraq si viola las demandas de las Naciones Unidas.
El representante estadounidense, James Cunningham, y el embajador británico, Jeremy Greenstock, hablaron ante el consejo el lunes .
Ambos diplomáticos alegaron contra la propuesta de Francia de emitir dos resoluciones —reservando la amenaza de la fuerza para la segunda.