TORREÓN, COAH.- Ante el disimulo de las autoridades, existe un importante tráfico de armas de fuego en esta ciudad, en donde cualquier persona puede adquirir desde una pistola hasta un rifle automático, según el presupuesto con que cuente, sin que para ello requiera de un permiso especial, ya que en el mercado negro sólo se entiende la voz del dinero.
El Siglo de Torreón realizó una investigación en la que puso al descubierto la venta de armas de todos tipos y calibres, en la que para contactar a las personas que se dedican a esta ilícita actividad, se hizo precisamente a través de un elemento de la Dirección de Seguridad Pública Municipal (DSPM), lo que demuestra que si los uniformados tienen conocimiento de esto, sus jefes con mayor razón.
Orientados por el citado agente, acudimos a la esquina de avenida Juárez y calle 5 de Mayo, donde tras hablar con una persona que asea calzado, ésta nos llevó a través de intrincados laberintos y callejones hasta internarnos en el corazón del sector Alianza.
Tras caminar aproximadamente una docena de calles --en donde la clara intención era que no pudiéramos ubicar adónde íbamos--, por fin llegamos al domicilio donde el bolero nos dijo que ahí podía conseguir de todo, desde una pistola .22 hasta un “Cuerno de Chivo”, dependiendo de lo que llevaba para invertir.
Sin una señal de nomenclatura en los alrededores, llegamos hasta una vivienda cuya pintura exterior data de muchos años, en donde fuimos recibidos por una persona de edad madura (alrededor de unos 68 años), ataviado con una playera desteñida, pantalón de mezclilla azul, zapatos tenis y una gorra.
Luego de informarle de nuestra visita nos hizo pasar hasta el fondo de la vetusta vivienda, al cuarto trasero cuya puerta estaba cerrada con candado.
Al entrar y luego de encender un foco que pende a mitad de la habitación ubicamos dos grandes armarios, también cerrados con candado en una de las paredes, una mesa despostillada y dos sucias sillas, terminando la decoración con un viejo sofá del que no se pudo distinguir el color del tapiz.
El sexagenario abrió uno de los armarios y mostró lo que había en su interior: Numerosas pistolas escuadra y revólveres, así como un sinnúmero de cajas de municiones de todos calibres y marcas.
Mire jefe --dijo, aquí está una 25, es muy segura y de fácil manejo, la puede llevar en la bolsa del pantalón para su seguridad personal. Por los tiros no se preocupe, también tenemos de varios calibres y si no, se los conseguimos, así como la pistola de su gusto o incluso armas largas semiautomáticas y automáticas, fueron las palabras del traficante de armas.
Aquí tiene ésta .380, está “usadona” pero bien cuidada, incluso si quiere probarla no hay problema, para que vea que le vendo buena mercancía, añadió cuando dudamos acerca de la calidad del arma. Y siguió, “aquí está esta 38 Super, mire, está niquelada y trae su funda para que no se le raye”.
“Si prefiere tenemos esta Browning 9 milímetros, es como las que traen los ministeriales, de hecho uno de ellos me la vendió porque le urgía conseguir dinero para un compromiso personal. También tenemos los tiros. La caja con 50 balas le sale en 750 pesos y la pistola se la dejo ‘bara’ para que se la lleve y regrese cuando necesite”.
El pequeño arsenal también lo integraban revólveres de varios calibres y tamaños, desde 22, 32, 38 Especial hasta una Colt Pyton Magnum .357 que también puede “quemar” los tiros del 38 Especial, según nos dijo el vendedor.
Las armas, unas usadas otras casi nuevas, costaban desde los 650 pesos una escuadra .25 hasta los 4 mil 500 pesos por la 9 milímetros, pero nuevas pueden valer hasta 7 mil pesos, en su estuche y con dos cargadores.
En esos momentos tocaron a la puerta principal, por lo que el dueño de las armas cerró el armario y sólo dejó tres pistolas que nos estaba mostrando y regresó un par de minutos después con un sujeto de aspecto “cholo”, que había ido a comprar una “cajita de parque .22” con 50 tiros. Aquí es donde nos dimos cuenta de dónde obtienen las municiones los diferentes grupos de vándalos que mantienen asolados a los habitantes de colonias populares y que cada fin de semana protagonizan pleitos con saldo de lesionados e incluso, muertos.
Al cuestionarle si no hay problema con la policía, el anciano sujeto respondió que no, al contrario “muchos de los agentes vienen a comprar tiros, ya que a veces cuando andan ‘alegres’ sueltan dos o tres plomazos y como las balas son de la DSPM, pues tienen que reponerlos”.
Sobre los precios de las armas automáticas, nos dijo que todo dependía de la que quisiera, para lo cual nos mostró una pequeña metralleta 9 milímetros, usada, por la que nos pidió primero 5 mil 800 y luego, como para animarnos, la ofreció en 5 mil 200.
Al comentarle que sólo íbamos por una caja del calibre .25, guardó la metralleta y nos entregó el pedido por la cantidad de 350 pesos, no sin antes ponerse a nuestras órdenes para lo que se nos ofreciera y necesitáramos en un futuro, sobre todo que ya se acerca el año nuevo y es cuando tiene mucha demanda.
Una vez afuera se hizo el recorrido de regreso hasta la Juárez y 5 de Mayo, frente al “Torreoncito”, donde el aseador de calzado nos pidió “pa’ las aguas, jefe. Y ya sabe, aquí estamos pa’ lo que se le ofrezca”.
En el momento en que nos despedimos de “nuestro contacto”, otra persona llegó preguntando por él, con la intención de hacer una buena compra.